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sábado, abril 20, 2024

Cultura Profética mantiene la corona de música honesta durante 25 años, y los dominicanos son sus cómplices

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Cultura Profética tiene una conexión artística especial con el público dominicano y durante 25 años aquí se le aplaude en frecuentes presentaciones sin que haya necesidad de un tema en la radio ni sean un fenómeno de popularidad como suelen experimentar muchos de sus compatriotas puertorriqueños.

La honestidad musical de este grupo es gigante. Y aunque en República Dominicana no reúnan un público masivo, sus seguidores son suficiente para sellar la fidelidad que se necesita y aplaudir la entrega total y la madurez artística que sus integrantes exhiben, como sucedió la madrugada del domingo en la capital dominicana.

Cultura Profética fue la banda estelar del Corona Sunsets Festival, que se presentó hasta la madrugada del domingo en el Kartódromo Julián Barceló de Santo Domingo, donde también cantaron Riccie Oriach, Martin Domené, Chez Tropics, Solo Fernández, NU y DELIC.

Cultura Profética es en estos tiempos un oasis musical en medio de la sed que provoca el inmenso desierto erosionado por la hecatombe urbana que comandan sus compatriotas puertorriqueños.

En sus discos o en vivo, Cultura Profética genera una armonía melódica que llega de manera diáfana al alma y lo que se siente es maravilloso. Al menos sus legionarios así lo perciben. A eso es que se le puede llamar honestidad.

No hay una clasificación exacta de su música, pero tiene altos ingredientes de reggae y pop, coqueteando casi siempre con el jazz, el funk, el bossa nova, el bolero, la salsa, la bachata y hasta con el actual trap. Y sí, la porción de reggae es que le da el toque adictivo.

Están más que claras sus influencias del reggae desde su mismo debut en 1996 y por eso quedó registrado en su carrera que grabaron su primer álbum de estudio, titulada «Canción de Alerta», en el estudio de grabación de Bob Marley en Jamaica.

Además de Willy Rodríguez (voz y bajo), en el frente figuran Omar Silva (guitarra y bajo); Juanqui Sulsona (piano y teclados); Eliut González (guitarra); Egui Santiago (órgano y teclados); Ernesto «Bebo» Rodríguez (percusión); Adriana Betancourt (coros); Víctor Vázquez (trombón); Pedro Ruiz  (trompeta) y Kalani Trinidad (saxofón)

Cuando el cantautor Willy Rodríguez canta transforma las agitaciones del corazón y sobre el escenario es como un sacerdote que predica, pero sus canciones de alta sensibilidad y particular encanto inspirador.

Sus letras recogen las heridas y se vuelven bálsamos de esperanza y eso genera una empatía única con el público dominicano que de manera devota llega hasta los pies del escenario a rendirle un tributo.

«Eso no fue nada, ya estoy en confianza negra / Si me regalas la mañana / Te llevo hasta la noche eterna», canta Willy Rodríguez y el coro que le acompaña se mueve al ritmo de las olas que justo al lado agita el Mar Caribe.

La noche le favoreció en el kartódromo capitaleño. Más de 2,000 gentes lindas se reunió en el ambiente creado y que fue acondicionado con arena y una escenografía de agradable sensación para quedarse hasta que amanezca.

«Gracias corillo de Santo Domingo, la noche fue tan mágica como el nombre del festival», postearon en su Instagram.

Con un repertorio de títulos que no son de conocimiento masivo, pero más de uno querrá escuchar sus canciones.

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