Los críticos decían que una era muy vieja, otra muy gorda, la tercera muy débil y la cuarta muy haragana.
Sin embargo, cuatro “fantásticas” valerosas y talentosas exponentes del baloncesto dominicano dejaron de ser un “grupo” y se convirtieron en un “equipo” que se alzó con la medalla de bronce en el 3X3 de los Juegos Panamericanos en Lima, Perú.
Una galleta sin manos para los incrédulos que ahora hacen fila para posar para las fotos con las medallistas. Y su única petición es que crean en ellas y las apoyen un poco más.
Lo mejor de su carrera
“Es lo mejor que me ha pasado en mi carrera”, dice Sugeiry Monsac, la veterana que es señalada como la clave del éxito. Tiene su número retirado en la Universidad de Robert Morris y está en el Salón de la Fama de allá. Trabaja en un colegio y ya transmite sus conocimientos con las Águilas de Guachupita y el club Rafael Barias.
Una especie de líder espiritual fue desde consejera hasta preparadora física para el grupo. Un aporte invaluable y reconocido por sus compañeras.
“Somos cuatro locas que nos integramos muy bien”, bromea Giocelis Reynoso, quien con sus 6-3 era la encargada de defender el aro, tomar los rebotes y buscar los puntos en penetraciones. Reynoso estuvo también con el equipo que ganó el bronce el año pasado en los Juegos Centroamericanos. Terminó sus estudios en Central Connecticut y ahora se dedica al baloncesto y a ver “mucho Neflix”.
Carola Hernández estaba renuente a integrarse al principio. Faltó a las primeras prácticas y por poco queda fuera. Pero luego se integró, se enamoró junto a su buena amiga Sugeiry y fue la encargada de anotar los lances detrás del arco que en el 3X3 tienen un valor de dos puntos. Trabaja y estudia educación física en la Universidad Evangélica.
Nelsy Sentil, con 5-5 de estatura, fue la más pequeña entre todas las jugadoras del torneo, pero es la capitana y en cierto modo hacía las veces de coach. En el 3X3 el entrenador no está en la cancha y las decisiones y sustituciones quedan en manos de los propios jugadores.
“El nivel fue superior al de los Centroamericanos”, declara Sentil, quien también logró la medalla del año pasado en Barranquilla. Es una estudiante de sexto trimestre de ingeniería industrial nativa de Haina.
Bajo una temperatura de 14 grados, con las manos y los pies casi congelados, sin ningún médico, ni trainner, ni encargado de video, llegando a la cancha a la una de la tarde y a veces saliendo a las 10 de la noche con manzana, guineo y granola como única alimentación aportada por los organizadores y enfrentando a potencias como Estados Unidos, Brasil y Argentina, las dominicanas fueron una especie de sensación.
“Necesitamos más apoyo como un entrenador físico que esté con nosotras y, por ejemplo, ayude a Nelsy con su condición física para chocar y no resentirse. Estar preparadas previamente con los ejercicios que hay que hacer después de los partidos, no aprender sobre la marcha”, agrega Monsac.
Creer en disciplina.
Hernández, dos veces campeona con las Murallas en la LNBF, reclama una mayor atención, que crean en el 3X3 que ha demostrado que “tiene con qué”.
Resultados hablan.
“Los resultados hablan por nosotras”, declara Sentil, quien clama por más roce internacional y que el país puede enfrentar a verdaderas potencias.
Juegos Olímpicos.
Reynoso exhortó a jugar torneos para “acumular puntos” y ver si se alcanza el sueño de competir en los Juegos Olímpicos.