El tiempo se le agota a Bartolo Colón.
Con cada día que pasa sin que haya actividad beisbolística, podrían disminuir las posibilidades de que el dominicano vuelva a lanzar en las Grandes Ligas.
Al cumplir 47 años este domingo, Colón no renuncia a tener otro sorbo.
Pero el tiempo ya no es su único enemigo. Tiene ahora otro obstáculo: El coronavirus.
La paralización del deporte mundial sorprendió a Colón en México, preparándose para lanzar con los Acereros de Monclova, los vigentes campeones de la Liga Mexicana de Béisbol.
Era marzo y llevaba tres semanas de pretemporada. No pudo ser.
“Estuve entre quedarme en México o ir a la (República) Dominicana. Me fui a mi país y entonces empezaron con las cuarentenas y el toque de queda”, contó Colón en una entrevista reciente con The Associated Press. “Ahora sigo esperando. La gente de Monclova dice que me avisarán en junio qué va a pasar con la temporada, dependiendo de lo del virus”.
Pase lo que pase, Colón quiere seguir activo. Pese a que no lanza en las mayores desde 2018, es enfático al advertir que no acepta la idea del retiro. Y tiene una meta entre ceja y ceja.
“Todavía tengo la esperanza de lograr lo que yo quiero, que es tirar 46 innings más en Grandes Ligas”, dijo. “Lanzaría para el primero que llame”.
Cubrir esa cantidad de episodios le permitiría quedar como el pitcher dominicano con la mayor cantidad acumulada en las mayores, rebasando a Juan Marichal.
Colón quedó con un total de 3.461 innings y dos tercios tras lanzar en 2018 con los Rangers de Texas, el último de los 12 equipos en lo que el cuatro veces ‘All-Star’ ha militado. Marichal, miembro del Salón de la Fama, sumó 3.507 innings.
También en 2018, Colón alcanzó las 247 victorias para apoderarse del récord de más triunfos para un pitcher latinoamericano, por encima de las 245 del nicaragüense Dennis Martínez.
El deseo es ferviente, pero Colón también es realista que “ya todo se me puso difícil”.
“No queda mucho tiempo. El béisbol no es para viejos, es para los jóvenes. Pero yo sigo practicando fuerte. Aunque no estoy jugando , quiero mantenerme siempre en forma”, dijo.
Mientras tanto, Colón también se mantiene ocupado con la promoción de su autobiografía que acaba de publicarse: “Big Sexy: In His Own Words” (“Big Sexy: En sus Propias Palabras”). El título en inglés obedece al apodo que le puso Noah Syndergaard, su excompañero de rotación con los Mets de Nueva York.
El libro le permitió contar detalles desde que era un niño que trabajaba con su padre en la recolección de café, cacao y aguacate en la Dominicana hasta un recorrido de 21 temporadas en las mayores que inició con Cleveland en 1997.
También aborda la suspensión de 50 juegos que debió purgar en 2012 al dar positivo por testosterona.
“Todavía me duele y me afecta”, recordó. “Queda ahí siempre. Fue el momento más duro de mi carrera. Y lo más duro fue cuando tuve que llamar a mi padre para darle la mala noticia. Se puso a llorar y yo también más lloré”.
Colón también habla sobre los secretos para tener una carrera tan larga.
Menciona cómo Greg Maddux, otro miembro del Salón de la Fama, le enseñó tirar el sinker de dos costuras, un pitcheo que domó en 2005, el año que ganó el premio Cy Young de la Liga Americana.
Y por supuesto describe sus peripecias como bateador cuando le tocó jugar en la Liga Nacional con los Mets entre 2014-16.
Sus turnos se convirtieron en atracción, sobre todo cuando al principio se le salía el casco. No se acomplejó ante el hecho de que los aficionados se pusieran a reír. “Pedí un casco mas grande para que lo gozaran más”, contó.
A veces dejaba pasar los strikes para poncharse sin resistencia. Pero también empezó a sentirse a gusto con el bate hasta que el 7 de mayo de 2016 sacudió su primer jonrón en las mayores, desapareciendo una recta de James Shields.
“Todavía no sé cómo fue”, dijo Colón, contando que en 2018 se reencontró con Shields en los entrenamientos de primavera. “Me hacía señales, volteando la cabeza, diciéndome ‘no lo creo’. Creo que siempre se preguntaba, ‘cómo un muerto como yo le dio un jonrón’”