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domingo, noviembre 24, 2024

Una princesa rumbo a ser Reina

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Su futuro estaba en un deporte que ignoraba y el potencial que le llevó a ser el centro oficial del quinteto de basket infantil quedaría sepultado para iniciar una nueva y fabulosa historia.

Mia Liberato pisa fuerte sobre las huellas de grandes figuras del voleibol que desde temprana edad irrumpieron terreno de mayores, como últimos ejemplos Brenda Castillo y Brayelin Martínez.

“Mi pasión era el baloncesto, en mi posición nadie me enviaba al banco, por mi tamaño y fortaleza era el centro del club Calero, pero mi tío Manuel insistía en que dejara el baloncesto y me pusiera a jugar voleibol, que mi tamaño era para el voleibol. “Luego de varios años el club que dirige mi papá, Calero, conformó un equipo de voli y yo me puse a inventar, el grupo tenía cerca de cien niñas y formaron equipos que jugaban solo en los eventos de la zona, aquí en la parte oriental.

Con Las Chiquitinas
Calero, un exitoso club que demarca su feudo inmediato el legendario puente Juan Pablo Duarte toca terreno de Santo Domingo Este, al lado derecho en sentido oeste-este, buscaba fomentar el voleibol a través de la instructora Nuris Rodríguez.

Entre sus fogueos cotidianos su selección se midió en un amistoso contra “Las Chiquitinas”, un sexteto de categoría menor del Proyecto Nacional de Desarrollo del Voleibol, el ‘miniteam’ estaba dirigido por el cazatalentos Gioriver Arias.

El ojo clínico
Tras el partido entre las niñas, Gioriver invitó de manera formal a Mia a que formara parte de Las Chiquitinas, como una manera de integrarla al proyecto nacional de talentos con posibilidades de formar parte de las selecciones nacionales, luego deobservar sus potencialidades para jugar el voleibol. Conversó con su instructora y con su padre y le aseguró que la joven tendría un futuro promisorio en poco tiempo. Y así fue. Hoy día, Mia es una de las promesas más firmes del deporte dominicano, forma parte de todas las selecciones del voleibol olímpico local.

La llamada de Cristóbal
Luego del diagnóstico del experimentado técnico e inmortal del voleibol, Gioriver Arias, se sintieron muy contentos, pero su padre, el dirigente deportivo Andrés Liberato, no se motivó a llevar a su hija al programa de desarrollo con sede en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.

“En realidad no sentí nada negativo, lo que vi fue que ese mundo del voleibol de mayores le quedaba muy grande a mi muchachita, ella ya había jugado como titular en el torneo superior de la capital, fue el primer draf con solo 12 años y jugó a los 13 y yo estaba asustado porque es todavía solo una niña, ‘una carajita’ jugando con mujeres que son madres y ya hasta abuelas. Debemos cuidarla.

“Agradezco que Gioriver le comentó a Cristóbal Marte, quien tuvo la distinción de hacer una llamada telefónica y explicarme de arriba hasta abajo el proyecto, cómo funciona todo y acepté”, explicó.

Solo duró unos 6 meses jugando con Las Chiquitinas, aprovechando luego un caudal de enseñanzas de manos de Nathalie Roubaix, Mayo Sibilia y Alexandre Ceccato.

La infante empezó a subir como la espuma a las diferentes selecciones con nota sobresaliente llegando a accionar a los 13 años con la sub-18 gracias a su fino acomodo y repartición del balón.

“Además de esos maravillosos instructores que formaron en el voleibol a Mia, nuestra familia agradece infinitamente al cuerpo técnico de la federación en las personas de Marcos Kwiek, Wagner Pacheco y Wilson Sánchez, y los demás.

El gran encuentro
A pesar de que como a muchos otros, la pandemia le robó un año de desarrollo, Mia lamenta que pudo ocurrir su ansiado debut con ‘Las Reinas del Caribe’. “Gracias a que acabo de cumplir 16 años de edad, el 5 de abril, puedo jugar en las selecciones Sub-18, sub-20, sub-23 y con la selección de mayores o Las Reinas del Caribe, próximamente”, afirma. “Nunca me desespero, sé que voy a aprender mucho con mis compañeras y los entrenadores que tendré”.

El fenómeno de Mia es otro gran regalo del voleibol, que en un futuro tendrá repartiendo pelotas a granel a una acomodadora de 6 pies 1 pulgada a los 16 años, lo que proyecta una estatura mínimo de 6’5” en el clímax de su carrera, según entendidos en el deporte de la malla y el balón.

“Siempre fui una centro en baloncesto; en voleibol empecé de atacadora y luego jugué de opuesta por instrucciones de la profesora Sibilia. Más tarde es Ceccato que me convierte en acomodadora; pensé que no podría, pero es lo mejor que me ha pasado, en esa posición me siento feliz”, dice Mia.

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