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martes, noviembre 26, 2024

Feligreses que agradecen a la Virgen por mantenerlos con vida

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Julián Herrera Gutiérrez, con su camiseta blanca que porta la imagen de la Virgen de la Altagracia, recorre la procesión por la Zona Colonial en honor a la madre protectora del pueblo dominicano.

Él levanta el relicario con la santa madre y con fogosa pasión le agradece por mantenerlo aún con vida, a pesar de que libra una batalla campal contra la diabetes desde hace cinco años.

Debido a esa enfermedad ha perdido una de sus piernas, por lo que se encuentra postrado en una silla de ruedas. Sin embargo, “El Chino”, como lo conocen sus allegados y amigos, no ha perdido la fe en la Virgen y su risueña sonrisa permanece estampada en el rostro.

Oriundo del sector Villa Juana, en la Capital, asegura que no pudo ir al municipio Higuey, provincia Altagracia, como lo hace todos los años. Por tal razón, dice que no podía faltar al recorrido tradicional del Día de la Altagracia que, encabezado por el arzobispo metropolitano de Santo Domingo, Francisco Ozoria,  partió a las 4:55 de la tarde desde la Catedral Primada de América, cruzando por las calles Meriño, Padre Billini, Palo Hincado y Las Mercedes, hasta culminar en la Iglesia de La Altagracia de la capital.

Peticiones

“Yo le pido con fe porque es la madre de Jesús. Le pido por mi salud y un dolor de pecho que tengo. Que nos cubra a todos y nos proteja”, dijo María Jiménez, quien sin necesidad de desplazarse a la Basílica de Higüey pudo venerar a la madre protectora.

Vestidos de blancos, cientos de residentes del Gran Santo Domingo también se dieron cita al Santuario La Altagracia, de la Zona Colonial, para rendir culto a la Virgen de la Altagracia.

Portando ramos de flores, crucifijos, rosarios y retratos de la virgen, oraban por su bienestar y daban gracias por los favores recibidos.

La fe persiste en muchos fieles de la religión católica. En un recorrido se pudo observar personas con niños en brazos y agarrados de las manos que hacían filas para colocar velones encendidos y agradecer a la virgen por las peticiones cumplidas.

“Yo les vengo a dar las gracias por mi niño. A él me lo chocaron y tenía un dolor en una pierna que no se le quitaba y lloraba mucho. Como yo creo en ella, le pedí que me lo sane y ya no tiene dolor”, dijo Marcelina Montero, residente de Los Mina.

Orar para el milagro

El hermano de Frocina Abud sufrió el pasado lunes un paro cardiaco y su condición es delicada. Ella, caminando descalza y con un cuadro de la Virgen María, San José y el Niño Jesús, ora con el corazón y el alma para que su pariente pueda sanar y levantarse de la cama.

Sus ojos, tristes y vidriosos, contrastan con la leve sonrisa que impregna al sostener aquel retrato, del cual se aferra para que ocurra el milagro de sanación.

Tradición

Para muchos ayer era un día sagrado. Amarrarse un pañuelo, colgarse su rosario del cuello o atado en las manos y prender velones es una tradición imprescindible para los creyentes, en especial para los envejecientes.

Agarrados de sus batones, ancianos suplicaban el permiso dentro de la multitud aglomerada en las afueras del Santuario La Altagracia para poder tocar y visualizar  el retrato de la Virgen. Mientras que otros desde afuera alzaban sus manos hacia la iglesia y oraban en voz baja.

Regocijados y rebosados de fe los religiosos cantaban a un solo ritmo “Santo es el señor mi Dios” en las afueras de la iglesia abrazando retratos de la Virgen.

Aunque algunos agradecen por los milagros cumplidos, las peticiones hacia la madre protectora no cesaban. Unos pedían por su salud y otros por la inseguridad que impera en el país.

“Yo le pido por la humanidad y por la falta de amor, están pasando muchas cosas feas ultimamente, que la Virgen nos guarde y nos ampare a todos”, expresó Milagro Soto.

En el Santuario La Altagracia se celebraron tres misas a cargo del sacerdote Ricardo de la Rosa.

Mientras que en la Catedral Primada de América se realizaron dos ceremonias,  oficiada por el párroco Nelkys Acevedo. Donde también se presenciaba la presencia de dominicanos de diferentes partes de Santo Domingo honrando a la Virgen de la Altagracia con retratos.

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