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viernes, noviembre 29, 2024

Quedó atrapado entre las llamas por salvar a vecinos

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Se había levantado para ir a trabajar y mientras se alistaba para partir se per­cató de que en la envasa­dora de gas estaba pasan­do “algo raro”.

Nelson Osoria Cepeda, de 25 años, al ver la “ne­blina de gas” que arropa­ba la casa de sus vecinos Juan Francisco y Griselda, salió corriendo para des­pertarlos y avisarles de la situación.

No llegó a tiempo. Mientras iba corriendo estalló la envasadora y quedó atrapado entre las llamas que provocó la ex­plosión, relató su madre Patricia Cepeda Fernán­dez.

Patricia estaba dur­miendo cuando la explo­sión pero expresó a LIS­TÍN DIARIO lo que su hijo le contó cuando fue a ver­lo al hospital.

Lecho del hospital

“Mami yo fui a avisar­les cuando lo vi y pasó lo que pasó”, les dijo Nelson cuando estaba ingresado en el hospital. La dama aun no cree que su hijo falleció. Con gran pesar, sin querer hablar de cómo lo recordará y un nu­do en la garganta, intenta hablar del tema.

“Es una pena que mi hijo haya muerto, una persona sencilla, humilde y era muy cariñoso”, expresó hacien­do un esfuerzo para conte­ner las lágrimas. “Para mí fue un héroe”, repitió una y otra vez aún nerviosa.

Mientras su hermana, Rosalidia Osoria, relata que cuando fue a visitarlo en el hospital él le dijo con segu­ridad que estaba “bien den­tro de lo que cabe”.

De comer solo pedía fru­tas, confiesa su hermana, al tiempo que recuerda que lo alentó expresándole que pronto se sanaría y estaría bien.

En un momento presen­tó mejoría, pero las graves quemaduras en su superfi­cie corporal no le permitie­ron sobrevivir.

Otro testimonio

El pasado 3 de octubre, Marilyn Gabino estaba en Puerto Plata sin saber que al contestar una llamada se enteraría de la peor no­ticia de su vida: una explo­sión impactaría a su hijo Samuel Gabino.

La madre del joven de 18 años, una de las víctimas mortales de la explosión de la envasadora de gas, di­jo que a lo mejor está viva porque no estaba en el mu­nicipio de Licey al Medio el día de la tragedia.

Mientras relataba las últi­mas palabras que le expre­só su hijo, movía su cabeza de un lado a otro diciendo “es algo desastroso”.

Cuando estaba en el hospital exclamaba que no podría vivir sin su hi­jo Braiden, a quien no pu­dieron sacar antes de apa­gar las llamas. El bebé de 10 meses quedó totalmen­te calcinado.

Su madre recalca que es un dolor que nunca supe­rará mientras viva.

“Es un trauma de ma­dre, abuela y parientes. Es un dolor que nadie enten­derá. Yo no quiero vivir en esta casa ya, no estamos preparados para esto”, di­jo entristecida y como que­riendo darle sentido a su dolor.

Lo divino

El padre Radhamés Cruz ya se encontraba despier­to y se disponía a colar un café cuando se percató que las personas corrían despa­voridas por las calles.

“Cuando yo veo ese cho­rro de gas para arriba blan­quito llamo a las otras per­sonas y les digo: ¡la planta explotó!, pero aún no ha­bía explotado, pero se su­pone que es lo que iba a pasar”, agregó.

Pensativo expresa que la explosión no fue “algo nor­mal”. Las llamas –recuer­da- eran tan grandes que ni los bomberos podían al­canzarlas y por “orden di­vino los demás pobladores del municipio están vivos”.

“Fue Dios que vino, puso dos arcoíris, oscureció to­do esto y llovió encima de la planta de gas nada más”, dice con las manos alzadas y haciendo el simulacro del arco.

SEPA MAS

Doce muertos por la explosion

Tragedia.

Doce personas han muerto por la explo­sión ocurrida el pasa­do 3 de de octubre.

Familia.

Entre los fallecidos hay seis integrantes de una misma familia que residían cerca de la es­tación de gas propano.

Dos niños.

Otros dos niños inte­grantes de la familia Santos Padilla están recluidos en centros de salud en condición estable.

Violación.

Técnicos de organis­mos de socorro han re­velado que muchas de las envasadoras de gas de Santiago tienen ins­talados los tanques de almacenamiento del carburante al aire li­bre.

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