Se había levantado para ir a trabajar y mientras se alistaba para partir se percató de que en la envasadora de gas estaba pasando “algo raro”.
Nelson Osoria Cepeda, de 25 años, al ver la “neblina de gas” que arropaba la casa de sus vecinos Juan Francisco y Griselda, salió corriendo para despertarlos y avisarles de la situación.
No llegó a tiempo. Mientras iba corriendo estalló la envasadora y quedó atrapado entre las llamas que provocó la explosión, relató su madre Patricia Cepeda Fernández.
Patricia estaba durmiendo cuando la explosión pero expresó a LISTÍN DIARIO lo que su hijo le contó cuando fue a verlo al hospital.
Lecho del hospital
“Mami yo fui a avisarles cuando lo vi y pasó lo que pasó”, les dijo Nelson cuando estaba ingresado en el hospital. La dama aun no cree que su hijo falleció. Con gran pesar, sin querer hablar de cómo lo recordará y un nudo en la garganta, intenta hablar del tema.
“Es una pena que mi hijo haya muerto, una persona sencilla, humilde y era muy cariñoso”, expresó haciendo un esfuerzo para contener las lágrimas. “Para mí fue un héroe”, repitió una y otra vez aún nerviosa.
Mientras su hermana, Rosalidia Osoria, relata que cuando fue a visitarlo en el hospital él le dijo con seguridad que estaba “bien dentro de lo que cabe”.
De comer solo pedía frutas, confiesa su hermana, al tiempo que recuerda que lo alentó expresándole que pronto se sanaría y estaría bien.
En un momento presentó mejoría, pero las graves quemaduras en su superficie corporal no le permitieron sobrevivir.
Otro testimonio
El pasado 3 de octubre, Marilyn Gabino estaba en Puerto Plata sin saber que al contestar una llamada se enteraría de la peor noticia de su vida: una explosión impactaría a su hijo Samuel Gabino.
La madre del joven de 18 años, una de las víctimas mortales de la explosión de la envasadora de gas, dijo que a lo mejor está viva porque no estaba en el municipio de Licey al Medio el día de la tragedia.
Mientras relataba las últimas palabras que le expresó su hijo, movía su cabeza de un lado a otro diciendo “es algo desastroso”.
Cuando estaba en el hospital exclamaba que no podría vivir sin su hijo Braiden, a quien no pudieron sacar antes de apagar las llamas. El bebé de 10 meses quedó totalmente calcinado.
Su madre recalca que es un dolor que nunca superará mientras viva.
“Es un trauma de madre, abuela y parientes. Es un dolor que nadie entenderá. Yo no quiero vivir en esta casa ya, no estamos preparados para esto”, dijo entristecida y como queriendo darle sentido a su dolor.
Lo divino
El padre Radhamés Cruz ya se encontraba despierto y se disponía a colar un café cuando se percató que las personas corrían despavoridas por las calles.
“Cuando yo veo ese chorro de gas para arriba blanquito llamo a las otras personas y les digo: ¡la planta explotó!, pero aún no había explotado, pero se supone que es lo que iba a pasar”, agregó.
Pensativo expresa que la explosión no fue “algo normal”. Las llamas –recuerda- eran tan grandes que ni los bomberos podían alcanzarlas y por “orden divino los demás pobladores del municipio están vivos”.
“Fue Dios que vino, puso dos arcoíris, oscureció todo esto y llovió encima de la planta de gas nada más”, dice con las manos alzadas y haciendo el simulacro del arco.
SEPA MAS
Doce muertos por la explosion
Tragedia.
Doce personas han muerto por la explosión ocurrida el pasado 3 de de octubre.
Familia.
Entre los fallecidos hay seis integrantes de una misma familia que residían cerca de la estación de gas propano.
Dos niños.
Otros dos niños integrantes de la familia Santos Padilla están recluidos en centros de salud en condición estable.
Violación.
Técnicos de organismos de socorro han revelado que muchas de las envasadoras de gas de Santiago tienen instalados los tanques de almacenamiento del carburante al aire libre.