Por: Manuel Raffo Cordero. M.phil-Soc.
Las representaciones son interesantes y extrañamente configuradas.
Lo que se puede identificar allí podría partir de esta sociedad de la innovación, aquello que siendo teórico se presenta nuevo y con un destino manifiesto de ser, determinante y determinador de la vida y de la muerte de los sistemas políticos.
Esos llegan aparentemente sin un génesis o estructura original, yacentes en cuerpo presentedentro de la envoltura de antaño. Originadora fugaz de toda esa onda mental de pensamientos y subjetividades. Fijándose pausadamente en sus procesos y espacios, productos de la interfase de culturas y rasgos distintos, y que sin embargo de tanto ser explicadas se llegaron a volver iguales en la existencia, sin distinción. Hecho que fue posible por la necesidad del alma de formar trozos de identidad, recrear formas sustitutas de las ya inútiles y entonces ahí, hacerlas utilitarias.
Estrategias del ser dirían los sabios, innovador sitio de colaboración y existencia de lo contestatario. Ponerse de malcriao con alguna persona/autoridad ya inexistente de la historia y del pasado y a nivel de lo colectivo, en el momento de delinear la idea de una sociedad. Esta no deja de ser una trama individual con todo y todo, descomunal, que alguna vez toda idea surge en la individualidad y se propaga.
Las representaciones de la cultura ahí, y el acto de coger fuerza, (económica), fueron concebidos y dados a la luz en medio de clamores silenciosos de las comunidades. Y a despecho de trayectos compartidos, escases de todo y desdén por todos entre todos, la interrelación no deja de ser una moneda de cambio, de intercambio invisible. Esa invisibilidad tiene detrás los valores que nadie sabe cabalmente cuales son, pero que en su momento se vuelven valores compartidos, en virtud de que existe una necesidad de estar. En eso nadie se equivoca y,en principio acepta lo que se debe hacer, dictado por las reglas que existen para poder seguir viviendo en la estructura esa.
Entonces ocurre un dialogo que era el que se estaba buscando, se necesitaba y al fin pareciera que fue hallado. Pero llegan las crisis, la energía acumulativa del hastío y la existencia y surge de nuevo una estructura mental que necesita intercambio, pero eso no puede ser ya mas y ocurre la ruptura. Al principio esas rupturas son microscópicas y de adentro, muy adentro, luego se hace grande a medio tamaño, grande para crecer sin límites en busca de la brecha que divide.
Los poderes contenidos dentro de esas categorías subjetivas llevan el nombre de fuerzas sociales, pero solamente al volverse colectivas parecen autonombrarse así.
Sus identidades son los conflictos, sus sellos de marca, surgen en los talleres de la expulsión social, es decir, de la exclusión que nunca permite a los de la periferia unirse con los del centro. Paredes invisibles y silenciosas que lo impiden, marcan a la gente como seres sin comunidad, pobres de toda pobreza, sin sitio y vacios recorren el mundo de la desesperación.
Hasta la próxima entrega, amigas, amigos.
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