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lunes, noviembre 25, 2024

Abren 21 cerebros para detectar traumas mentales

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¿El Alzheimer puede originarse en un órgano distinto al cerebro? ¿La llamada demencia senil puede incubarse 15 años antes de que se presenten los primeros síntomas severos? ¿Algún día se podría identificar la real causa de los trastornos del espectro autista (TEA)? ¿Por qué el Covid-19 ha dejado en algunos pacientes pérdida de la memoria?

Estas interrogantes vinculadas a las enfermedades neurodegenerativas pronto podrían tener respuestas en el Banco Nacional de Cerebros de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (BNC-UNPHU), el primero instalado en el Caribe y el quinto en Latinoamérica.

Desde que la UNPHU inició el programa en el año 2019, con la colaboración de México, ha recibido la donación de 21 cerebros de personas fallecidas, actualmente bajo investigación, para conocer más sobre cómo diagnosticar y tratar enfermedades de ese órgano.

Aunque en esta primera etapa el BNC UNPHU se ha centrado en el estudio del Alzheimer, el investigador mexicano José Luna Muñoz precisa que el ambicioso programa podría arrojar luz sobre el origen y diagnóstico de otras enfermedades neurodegenerativas, como el Mal de Parkinson, Autismo, Demencia con cuerpos de Lewy, trastornos mentales y hasta en el ámbito de la farmacología.

Actual director general del Biobanco Nacional de Demencias de México y asesor científico del BNC-UNPHU, el experto en neurociencias reveló que ya en el país lograron describir una proteína modificada en el Alzheimer y que incide en el desarrollo de la enfermedad.

“Esto realmente ha sido un cambio muy sustancial a nivel del entendimiento de las enfermedades neurodegenerativas, especialmente del Alzheimer”, explicó Luna Muñoz, quien destacó la importancia de los análisis neuropatológicos para identificar cómo se desarrollan estas enfermedades de difícil diagnóstico clínico.

El doctor en Ciencias Biológicas y de la Salud indicó que la meta es equipar completamente el BNC-UNPHU para generar un cambio histórico en materia de investigación en República Dominicana y que esa unidad se convierta en un referente para la región.

Como metas inmediatas, citó generar una mayor concientización entre la población sobre la importancia de donar el cerebro, un doctorado para formar a los futuros investigadores del área y transformar al BNC-UNPHU en un biobanco, como el que opera en México.

“Con un biobanco no solo vamos a obtener cerebros para la investigación, sino también fragmentos de órganos y fluidos para hacer análisis integrales del paciente cuando fallezca”, refirió Luna Muñoz, con 30 años dedicados a la investigación de las enfermedades neurodegenerativas.

El tejido cerebral para estudios se logra post mortem, pero el muscular, nervios, líquido cefalorraquídeo, sangre y derivados y ADN se puede obtener en vida.

En entrevista para LISTÍN DIARIO en la sede del BNC-UNPHU, Luña Muñoz explicó que un hallazgo importante de la investigación con cerebros donados es que podrán identificar factores de riesgo implicados en la enfermedad de Alzheimer.

“Y si fuera eso poco también tenemos que obtener cerebros de personas que fallecen sin alteraciones neurodegenerativas, y esto nos lleva a poder entender los mecanismos moleculares normales y ver lo que se está modificando en estas enfermedades neurodegenerativas”, puntualizó justo al lado de la imagen en una computadora que muestra la incidencia de la proteína Tau en la enfermedad de Alzheimer.

El especialista mexicano desborda entusiasmo al exponer logros futuros del programa, a partir de la donación de cerebros de personas que fallezcan con alteraciones neurológicas y neuropsiquiátricas, así como del neurodesarrollo, como el autismo.

Precisó que gestionan asistencia en ese aspecto con la Universidad de California en Davis, donde la investigadora Verónica Martínez ya ha encontrado una menor cantidad de neuronas y otros procesos moleculares en las personas con autismo.

Sobre los trastornos mentales, Luna Muñoz puntualizó que bancos de cerebros podrían determinar incluso por qué algunas personas son más propensas al suicidio que otras y hasta como los estilos de vida influyen en algunas patologías.

“Los primeros bosquejos de estos experimentos han sido alentadores”, dijo sobre la posibilidad también de obtener tejidos mediante biopsias para diagnósticos y monitorear el tratamiento con algunos fármacos.

Las investigaciones tratan de determinar la incidencia en otros órganos de la proteína Tau presente en pacientes con Alzheimer y otra de inflamación que se ha encontrado en personas con cáncer y psoriasis.

“Y esto como es sistémico lo queremos buscar en sangre periférica e incluso en saliva”, añadió, tras precisar que algunas emociones básicas, como el enojo, podrían aparecer más temprano en pacientes con Alzheimer que la pérdida de la memoria.

Covid puede atacar el cerebro
Otro aporte relevante de las investigaciones del cerebro sería las alteraciones neurológicas que provoca el  Covid-19, ya que algunas personas que padecieron el virus han revelado que no piensan como antes, se les olvidan algunas cosas, tienen alteraciones del sueño y están muy irritables.

“Qué está sucediendo con este virus del SARS COV-2 en el cerebro, no lo sabemos”, indicó Luna Muñoz, quien precisa  que el nuevo coronavirus puede entrar al cerebro a través del bulbo olfatorio y el nervio vago, que se extiende desde el tronco encefálico, a través del cuello, hasta el pecho y el abdomen.

Precisó que el Covid-19 tiene la capacidad de alterar incluso la barrera macroencefálica y se requiere determinar si se mantiene latente como el virus del herpes simple y si podría “despertar” en otro momento. “No sabemos que proteínas puede estar afectando este virus”, agregó.

Al preguntarle sobre los medicamentos recetados a pacientes con diversos trastornos mentales, declaró que las investigaciones determinarían con mayor presteza la efectividad del tratamiento farmacológico.

Los cerebros se obtienen a través de donaciones libres, no hay recursos económicos de por medio y todos los datos del donante y de sus familiares se mantiene bajo custodia en el BNC-UNPHU, excepto el género, edad, causa de la muerte y las características citopatológicas halladas en el órgano.

Los doctores Daisy Acosta, docente de la Facultad de Ciencias de la Salud y directora del BNC-UNPHU, y José Felipe Guillén Sarita, director de Proyectos Especiales, son los principales propulsores del programa que procura convertirse en un referente para la región.

Los demás países de Latinoamérica con bancos de cerebros son Argentina, Brasil, Colombia y México.

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