A Bill Russell no le costó tomar la decisión de ser un paladín de la lucha por los derechos civiles. Lo fue siempre, desde niño.
Su fe en la igualdad y las posturas que asumió marcaron el camino que siguen muchos deportistas de hoy.
Len Elmore, quien jugó diez temporadas en la NBA y ahora da disertaciones en la Universidad de Columbia, donde fue profesor de activismo en el deporte, dijo que los aportes sociales de Russell son “inmortales”.
“Nos mostró a muchos de nosotros cómo debemos ser”, expresó Elmore.
Antes de que Russell, quien falleció el domingo a los 88 años, adquiriese las aptitudes que lo llevaron a ganar 11 campeonatos de la NBA con los Celtics de Boston, se consagrase campeón olímpico y fuese elevado dos veces al Salón de la Fama, fue testigo presencial de las indignidades que debieron soportar sus padres bajo la segregación racial de Monroe, Luisiana.
Cuando todavía imperaban las leyes de Jim Crow que consagraban la segregación racial, a él le enseñaron a usar su cabeza.
“Nunca me propuso ser una persona querida, solo respetada”, escribió Russell en su libro “Go Up For Glory” (Ve en busca de la gloria), publicado en 1966. “Creo que puedo aportar algo mucho más importante que el básquetbol”.
Esa convicción se gestó a partir de lo que presenció de niño, a fines de la década de 1930 y principios de los años 40, en Luisiana, donde su padre, Charles, trabajaba para una empresa que producía bolsas de papel.
Russell estaba con él un día en una gasolinera cuando un empleado lo ignoró mientras hablaba con un blanco y luego atendió a otras personas que llegaron después que ellos.
Charles estuvo a punto de irse cuando uno de los empleados sacó un arma y le dijo, “ni se te ocurra, muchacho, a menos que quieras recibir un tiro”, recordó Russell en su libro.
Su padre respondió tomando un fierro y sacó corriendo al empleado.
Décadas antes de que las actitudes de Colin Kaepernick durante el himno nacional pusiesen sobre el tapete el tema de la brutalidad policial o de que el mundo del deporte reclamase justicia en 2020 tras la muerte de George Floyd y otros afroamericanos, Russell usó su plataforma para promover los derechos civiles.
Y explica por qué, cuando tropezó con otras formas de discriminación décadas después, no dudó en enfrentar el status quo.
Uno de los primeros ejemplos de sus batallas se produjo en 1961, cuando los Celtics jugaban un amistoso en Lexington, Kentucky.
El equipo estaba en su hotel y dos de sus jugadores, Sam Jones y Satch Sanders, decidieron bajar a buscar algo para comer. Los empleados del hotel se negaron a servirles.
Cuando Sam le dijo lo que había sucedido, Russell propuso que ninguno de los jugadores de raza negra de los Celtics participase en el partido. El encuentro fue finalmente suspendido luego de que dos jugadores de los Hawks de San Luis se sumasen a la protesta.
Al entregarle la Medalla Presidencial de la Libertad en 2011, el presidente Barack Obama dijo que Russell era un ejemplo de cómo “defender los derechos y la dignidad de todos los hombres”.
Russell se jugó incluso la vida después del asesinato Medgar Evers, militante de la causa de los derechos civiles, en Jackson, Mississippi. Pocos días después, se puso en contacto con su hermano, Charles Evers. Quería saber qué podía hacer para ayudar.
Charles Evers le preguntó si podía visitar el estado y organizar por primera vez unos entrenamientos integrados. No era poco lo que pedía. Russell correría un gran peligro al visitar una ciudad llena de miembros del Ku Klux Klan. Pero Russell aceptó la invitación.
“No quería ir a Mississippi. Nadie quería ir allí. Tenía miedo de que me mataran”, confesó Russell más adelante. “Mi esposa me pidió que no fuese. Lo mismo hicieron varios amigos. Pero un hombre debe hacer lo que siente que hay que hacer. Llamé a Eastern Airlines y saqué mi pasaje”.
A pesar de que acababa de ganar por quinta vez el título de la NBA y de llevarse su tercer premio al Jugador Más Valioso, Russell aseguró que “no lo hubiera dudado un momento” y se hubiera ido de los Celtics esa temporada si pensaba que su presencia en Mississippi o en otro sitio ayudaba a promover los derechos civiles.
“Si mi popularidad dependía de algo como esto”, manifestó, aludiendo a los honores, “me importa un bledo”, declaró en ese entonces.
El que una figura de su estatura estuviese dispuesta a sacrificarlo todo por sus convicciones lo coloca en un reducido grupo de astros de esa época que fueron paladines de la lucha por los derechos civiles, como Muhammad Ali, Lew Alcindor (Kareem Abdul-Jabbar) y Jim Brown.
Russell, Alcindor y Brown estuvieron sentados junto a Ali en Cleveland en 1967 cuando el boxeador anunció que se negaba a incorporarse a las fuerzas armadas para pelear en Vietnam.
Jaylen Brown, una de las estrellas de hoy de los Celtics que también defiende los derechos civiles, dijo que fue Russell quien le enseñó que “está bien ser algo más que un basquetbolista”.
Ya en 1966, Russell escribió acerca de cómo quería ser recordado.
“Al final de cuentas, vivo con la esperanza de que cuando muera, dirán de mí: Bill Russell. Fue un hombre”.