Miles de personas parecían haber huido del mayor hospital de Gaza mientras fuerzas israelíes y milicianos palestinos combatían ante sus puertas, pero cientos de pacientes, incluidos docenas de bebés que corrían peligro de morir por falta de electricidad, seguían dentro, según dijeron el lunes las autoridades de salud.
Las comunicaciones funcionaban de forma intermitente y era difícil aclarar las afirmaciones enfrentadas del ejército israelí, que dijo que estaba ofreciendo un corredor seguro para que la gente fuera al sur, y los funcionarios de salud palestinos dentro del hospital, que reportaron un fuego intenso y constante en torno al recinto.
El ejército también dijo que había colocado 300 litros (79 galones) de combustible cerca del hospital para ayudar a poner en marcha sus generadores, pero que milicianos de Hamás habían impedido que el personal del centro llegara hasta los suministros. El Ministerio de Salud en Gaza, gestionado por Hamás, lo desmintió y dijo que el combustible ofrecido habría proporcionado menos de una hora de electricidad.
El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo en una publicación en redes sociales que Shifa llevaba tres días sin agua y “ya no funciona como hospital”.
Israel dice que el hospital es el mejor ejemplo del supuesto uso de escudos humanos por parte de Hamás, y afirma —sin pruebas— que los milicianos tienen un centro de mando y otra infraestructura militar dentro y bajo el complejo médico. Hamás y el personal del hospital niegan esas acusaciones.
Mohammed Zaqout, director de los hospitales gazatíes, dijo que hay unos 650 pacientes y heridos graves en Shifa atendidos por unos 500 trabajadores médicos. Estimó que unos 2.500 palestinos desplazados se cobijaban en los edificios del hospitales.