“Nada tiene sentido en la biología si no es a la luz de la evolución” (T. Dobzhansky)
La expresión “todo en la vida cambia” es muy popular. Para los biólogos, esta noción debe ser clarísima cuando se trata de organismos vivos. Hace 51 años, el genetista T. Dobzhansky lo explicaba magistralmente en el artículo Nada tiene sentido en la biología si no es a la luz de la evolución en la revista para maestros de biología The American Biology Teacher de marzo de 1973 (55(3): 125-129).
Teniendo claro esta realidad, el espíritu innovador debe siempre acompañar al profesional de la biología, maestro o no. Así ha sido en los 58 años de existencia de la Escuela de Biología de la Facultad de Ciencias de la UASD.
Sin embargo, nuestra escuela es parte de un ecosistema en el que ocurre todo tipo de relaciones internas, con otras unidades y con la sociedad. En la línea del tiempo, han ocurrido momentos en que interacciones poco productivas han limitado sus procesos de innovación, impidiendo que sean exitosos. Por ejemplo, la importancia que las autoridades universitarias le han dado a lo largo de su historia se refleja en el nivel de apoyo que estos procesos han recibido.
Los egresados de nuestra Escuela sirven al desarrollo de nuestro país en varias áreas y diversos niveles de gestión, contribuyendo grandemente a la protección, la gestión y el uso sostenible de nuestros recursos naturales, la generación, difusión y divulgación del conocimiento científico, en laboratorios de análisis clínicos humanos y veterinarios, en clínicas de fertilidad humana y de estudios citológicos y genéticos, en diversos institutos de investigación, en la gestión pública y privada, y en instituciones educativas de nivel superior y otros niveles, entre muchos otros.
Como IES de carácter público, la UASD cumple con su compromiso obligado de formar profesionales como los biólogos, los cuales otras instituciones no tienen la obligación de formar. Así sea con menos de 20 como ha ocurrido en el pasado, o con más de 400 estudiantes como tenemos desde la gestión pasada (2018-2022), la UASD ha mantenido la Licenciatura en Biología por casi 60 años.
ANTECEDENTES
Desde hace casi 25 años, he participado en todos los intentos de actualizar el plan de estudio de la Licenciatura en Biología, en el penúltimo lo hice como director de la Escuela de Biología y especialista en diseño curricular basado en competencia. Hace unos 20 años, completamos un proceso de rediseño curricular de esa licenciatura, el cual fue novedoso para ese momento. Lamentablemente, en varias gestiones posteriores no se pudo lograr que la burocracia institucional formalizara la codificación de las asignaturas nuevas para implantar el nuevo plan de estudio, y con el tiempo, éste fue declarado natimuerto.
Los más involucrados sufrimos el luto por muchos años hasta que, en la gestión recién pasada (2018-2022), aprovechamos la ola institucional de rediseño; esta vez, con el enfoque basado en competencia requerido por el Estado Dominicano.
Por razones diversas, la gran mayoría de las carreras de la UASD no pudieron avanzar mucho en el proceso. La Escuela de Biología tuvo razones compartidas con las demás escuelas y otras que fueron propias de las circunstancias de ese momento histórico de la Escuela, las cuales solo debería yo mencionarlas si alguien se empeñase maliciosamente en tergiversar la realidad.
PROCESO DE REDISEÑO ACTUAL
Una segunda ola de rediseño basado en competencia que surgió con la iniciativa de la actual Gerencia Universitaria también ha sido aprovechada por la Escuela de Biología. En esta ocasión, hemos a) asimilado las competencias específicas para los nuevos licenciados en Biología que ya habíamos definido en la ola de la gestión pasada, b) aprovechado la experiencia, conocimiento y alto interés del equipo de docentes que fue formado en esa primera ola, c) mantenido como coordinadora del proceso a la maestra Estrella del Mar Tena Gracia, a quien se encomendó liderarlo desde la gestión pasada, d) integrado las asignaturas nuevas que se habían planteado en el proceso de rediseño curricular desde principios de este siglo, e) asumido como escuela la responsabilidad de gestión de muchas de esas asignaturas nuevas asignándoles el prefijo BIO a sus claves, f) solicitado a otras escuelas que le den el servicio de otras asignaturas, g) fusionado asignaturas con el propósito de tener una mejor integración del proceso de aprendizaje, y h) desestimado asignaturas que fueron evaluadas y consideradas que ya no cumplen con una función importante en la formación del biólogo actual o cuyos contenidos eran duplicados en otras asignaturas que eran más pertinentes para su enseñanza.
El 19 de marzo de este año, más de dos tercios de los integrantes de la Asamblea de Profesores de la Escuela de Biología, organismo deliberativo supremo de esta unidad académica, dio una muestra de madurez y sensatez en una sesión en la que se aprobó una propuesta a la que ya habíamos dado el visto bueno en el Subconsejo Directivo de la Escuela.
Esta propuesta se relacionaba con un nuevo plan de estudio para formar a nuestros futuros licenciados en Biología. Cada uno de sus integrantes pudo ejercer su derecho a debatir y votar de forma libérrima con relación a ese único punto de agenda.
La aprobación de las modificaciones fue imparcial, despojada de intereses personales, inspirada en el deseo patriótico y el compromiso generacional de formar los profesionales de la Biología que necesita nuestra sociedad y que las circunstancias nos permitan.
El contenido de la propuesta fue elaborado con el concurso de las cátedras de la Escuela, y es la columna vertebral que sustentará el nuevo plan de estudios de la Licenciatura en Biología. La propuesta aprobada contiene cuatro componentes curriculares fundamentales: El perfil de ingreso, el perfil de egreso, las competencias específicas que esperamos que los estudiantes desarrollen y las asignaturas organizadas en la malla curricular, la cual servirá como mapa para guiarles en el desarrollo de esas competencias.
La malla curricular está concebida para ocho semestres, con 185 créditos distribuidos en 62 asignaturas y una tesis. Esta malla cumple con requisitos generales del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología y de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Por ejemplo, contiene 12 asignaturas (32 créditos) de formación básica, un adecuado porcentaje de asignaturas matemáticas y metodológicas, 4 asignaturas optativas de 3 créditos cada una, y el porcentaje de créditos establecido para asignaturas administradas por otras escuelas de la UASD.
Las optativas han sido concebidas en bloques para que, junto con la tesis, sirvan para que cada estudiante se especialice en el área de su preferencia. De manera que, los biólogos formados con este nuevo plan de estudio tendrán una sólida formación como biólogos generales, igual que todos los que hemos sido formados en la Escuela de Biología, pero tendrán un nivel de especialización más allá del que les confiere la tesis. Esto es algo novedoso y muy valioso en la remozada oferta curricular.
MÁS NOVEDADES
Entre otras novedades incorporadas al plan de estudio destacan la inclusión de una asignatura introductoria de formación en Bioinformática, la cual fue solicitada por los estudiantes encuestados, y altamente valorada en las discusiones de cátedras y en las ponderaciones que se hicieron en el Subconsejo de la Escuela y en la Asamblea. La Bioinformática se ha convertido en una herramienta de mucha utilidad en el manejo de bases de datos biológicos muy grandes.
Del intento fallido de principios del 2000 se incorporaron asignaturas como la Biometría, la cual incluye la selección del diseño experimental apropiado para una investigación biológica, la determinación del tamaño y distribución muestral requeridos para el diseño seleccionado, y el manejo, análisis e interpretación de los resultados de los datos biológicos colectados.
También incorporada del plan de estudio elaborado a principios del 2000 está la Biología Molecular como tema integrado con la asignatura Citología del plan actual en una nueva asignatura llamada Biología Molecular y Celular. Esta fusión se hace con la intención de ofrecer una visión de aprendizaje integradora de los niveles biológicos molecular y celular. De hecho, esa nueva asignatura se ofrecerá como correquisito (enseñanza obligatoria de ambas asignaturas simultáneamente) con la asignatura Histología que ya existía. De esta manera, se intenta ampliar la integración molecular y celular al nivel de tejido.
Es indiscutible la importancia que hoy día tienen la biología molecular y la genética como ejes transversales en la formación de todos los biólogos de nuestros tiempos. Otro logro alcanzado con la aprobación de la nueva malla curricular ha sido el diferenciar la asignatura Genética que se ha enseñado a los estudiantes de Biología “pura” junto con los estudiantes de educación de secundaria que pertenecen a otra facultad. Hemos creado una asignatura de servicio para estos últimos, y hemos adecuado el programa que impartiremos a los futuros biólogos.
Obviamente, hay una gran diferencia en los temas, enfoques y profundidades del conocimiento de la genética que son pertinentes enseñar a cada uno de estos grupos de futuros profesionales. La experiencia de larga data enseñando la asignatura a ambos grupos en una misma aula me garantiza que ambos se beneficiarían significativamente con programas de genética distintos.
Otra asignatura que hemos tomado de la propuesta que hicimos a principios del 2000 es Biología Avanzada. Recuerdo que la concebimos originalmente para los estudiantes de la Licenciatura en Biología, de Ciencias Médicas y de la Licenciatura en Microbiología.
La Escuela de Microbiología y Parasitología la asumió en aquel entonces en su malla curricular, pero ya he explicado las circunstancias que impidieron la implantación del que debió ser un nuevo plan pensum de la Licenciatura en Biología en esa época.
Por otro lado, la Bioética es una asignatura que el Consejo de la Facultad de Ciencias de la gestión 2005-2008 decidió que debía ser obligatoria para los estudiantes de todas las carreras de sus escuelas. Yo fui el primer profesor en impartirla; curiosamente, es una asignatura administrada por la Escuela de Biología, y no había sido posible incorporarla hasta que llegó la primera ola de rediseño basado en competencia de la pasada gestión, y ahora se mantuvo en la malla curricular aprobada recientemente por más de 95% de los presentes en la soberana asamblea de la Escuela de Biología. Todas las asignaturas que he mencionado, a excepción de Introducción a la Bioinformática, ya habían sido incorporadas en la malla curricular en los trabajos de rediseño de la gestión 2018-2022.
Como podemos apreciar, los cuatro componentes curriculares aprobados resultaron de un largo proceso desde principios de este siglo hasta el 2022. De ese proceso se nutrió el presente proceso, aprovechando los conocimientos y experiencias acumuladas por docentes. También nos hemos valido de consultas a expertos, estudiantes, docentes, egresados y empleadores, y de altamente productivos debates y sensatas reflexiones a lo interno de cada una de las seis cátedras que conforman a la Escuela (Biología General, Biologٕía Vegetal, Biología Animal, Ecología y Conservación de Recursos Naturales, Genética y Biología Molecular y Celular, y Métodos y Técnicas).
Este resultado se sintió como el agradable eco sostenido de un grito parecido a la pintura de Edvard Munch. Un grito desesperado de las partes interesadas que fueron consultadas reclamando renovación y la actualización. Un grito prolongado por más de un cuarto de siglo que finalmente tuvo una respuesta satisfactoria; no hablo de respuesta perfecta ni la buscábamos. Lo único que aspiramos es a tener un plan de estudio que nos permita formar profesionales que a lo largo de la vida autogestionen su aprendizaje continuo y se empeñen en dar lo mejor que puedan dar como profesionales y como seres humanos siempre apegados a la ética en cada circunstancia que se les presente en la vida. No hay placer comparable para un profesional con elevado compromiso humano y social como el generado por el sentimiento del deber cumplido. Ese placer irradiaba en las caras de los participantes cuando terminó la consulta final en la Asamblea de la Escuela de Biología.
COMPROMISO
Con júbilo celebramos la culminación de este gigante paso iniciado hace tantos años. En la Asamblea primó el respeto a la experiencia, el conocimiento, y la mirada fija en las estrellas, pero con los pies en la tierra.
Tenemos una estructura de plan de estudio que garantizará la formación de mejores biólogos si hacemos una implantación adecuada del plan. Esto requerirá un firme apoyo de las autoridades actuales y futuras de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, y otras instituciones del Estado que necesitan los servicios de los profesionales que formamos en la Escuela de Biología, y un fortalecimiento de la estrategia de vinculación universidad-empresa.
Necesitamos más espacios de aprendizaje e investigación, materiales, equipos y otros recursos indispensables para cumplir con la enseñanza enfocada en el desarrollo en competencias, facilidades de transportación al campo y para otros fines relacionados con el aprendizaje, e integrar más profesionales como docentes de asignaturas especializadas, entre otras cosas.
De parte de la Escuela queda el compromiso de ampliar la cartera de ofertas académicas tales como diplomados, especialidades, maestrías y doctorados, a medida que vaya recibiendo el apoyo mencionado.
El proceso de rediseño no ha culminado, pero ya tenemos claro hacia dónde vamos para formar a nuestros estudiantes a la luz de la biología contemporánea; ellos son los ganadores de este proceso junto con la sociedad dominicana que libará mejores mieles de su formación pertinente y de alta calidad. Hemos avanzado bastante en lo que queda para completar el plan de estudio.
Casi todos los programas de las asignaturas, incluyendo las nuevas, han sido elaborados con el enfoque por competencia, y continuaremos avanzando con el mismo entusiasmo en la elaboración de los demás recursos precisados para completar el plan de estudio.
Estaremos vigilantes, manteniendo encendido el cirio de la esperanza de que en esta gestión no se repetirán los errores del pasado, y que la burocracia institucional, la cual ahora está activamente involucrada en el proceso, hará su parte para beneficio de nuestros estudiantes, nuestra universidad y nuestro país.
(*) El autor fue director de la Escuela de Biología en el período 2018-2022. Es coordinador del Doctorado en Ambiente y Sostenibilidad y coordinador de la Cátedra de Genética y Biología Molecular y Celular de la Escuela de Biología.