La República Dominicana, nación enclavada en el mismo trayecto del sol, impactada periódicamente por fenómenos naturales, recientemente escandalizada por un nuevo caso de corrupción de gran escala, acto que llena de vergüenza e incredulidad a sus habitantes. Hoy la justicia se apresta a condenar ejemplarmente esa acción inmoral.
Conforme el Ministerio Público Dominicano, el caso de corrupción Calamar, hecho que hasta pruebas encontradas, es hoy uno de los entramados de corrupción más relevantes y jamás conocidos en los anales delictivos de la nación dominicana, por sus ingeniosas particularidades.
Este hecho de corrupción, como otros, ha impactado directamente de forma negativa la calidad de vida del dominicano más humilde, más vulnerable, más inocente, de menos informaciones, en sí, el más pobre.
La familia dominicana, ha conocido hechos de corrupción de mucho ruido, pero como este, ninguno, pues el monto financiero envuelto en él, ha sido impactante, electrizante, sorprendente, de película, asombroso, frustrante e insólito.
El caso Calamar, ha afectado al dominicano, que con su candidez, ha sido sorprendido, engañado en su buena fe, ya que creyó en las anteriores gestiones gubernamentales del otrora partido PLD, el que frecuentemente comunicaba que gobernaría hasta el año 2044 y, que era toda una maquinaria de hacer presidentes, cuando lo que ha sido, es una perfecta maquinaria de hacer fortunas mala habida, con cargo al Presupuesto General del Estado y más crudamente, en detrimento de los bienes y servicios públicos de todos los dominicanos.
En un análisis rápido, acerca del impacto económico y social, que representa este acto inaudito de corrupción, se exponen en estas reflexiones algunos elementos que se han derivado del caso Calamar, sin que los demás casos de corrupción, denominados con nombres que recorren toda especie marina como los llamados: Medusa, Coral, Pulpo, entre otros sonados, no menos importantes y significativos, pero ninguno como el caso Calamar, que ha dejado una estela de frustración y amargura a la población dominicana que confió los destinos de la nación, a un partido que se hacía llamar la salvación de la República Dominicana.
País, que ha sido desfalcado desde tiempos remotos, por colonizadores, Piratas, Filibusteros y otros gánsteres del mundo de la delincuencia internacional hasta llegar a delincuentes del lar nativo, entre estos, los gobiernos de los presidentes: Buena Ventura Báez, Ulises Heureaux, Rafael Leónidas Trujillo, Joaquín Balaguer y ahora los gobiernos del PLD, para solo mencionar unos cuantos.
El caso Calamar, ha roto todos los esquemas de corrupción, ya que no solo envuelven unos RD$19,000 millones sino que mientras más se hurga en el mismo, más dinero se detecta como parte de este fraude.
Acto de corrupción, que ha sido objeto de atención del gobierno norteamericano y su departamento de Estado, al cual le ha dado seguimiento como si se tratara de un caso o tema de palpitante actualidad de esa nación norteamericana.
El caso Calamar, no solo ha traído frustración a los dominicanos por la gran estafa de un partido que se decía así mismo, un ejemplo de pulcritud, de grandes realizaciones en obras y servicios, cuando fue todo lo contrario.
En el indicado informe preliminar sobre el impacto social relativo a la sonada operación corrupta, Calamar, desarrollado recientemente expuesto, destaca que este entramado tuvo su punto de inflexión, en el lapso enero a junio de 2020.
Dicho informe, expresa que la señalada operación fraudulenta, tuvo un impacto en el Producto Interno Bruto Real (PIBR) del año 2020 de 0.41%, en base al PIB real de ese año que ascendió a US$76,423.33 millones, equivalente a RD$4.4 billones, a la tasa de cambio promedio de RD$58.07 a final del año 2020.
Mientras en lo relativo al Presupuesto General del Estado Dominicano, el fraude Calamar, representó 1.56% de dicho presupuesto 2020.
Este fraude impactó negativamente en los sectores: Salud, Interior y Policía y Educación en 19.30%, 46.57% y 9.38%, respectivamente.
Fraude, que impactó en la Tarjeta Supérate, Bono Gas y Bono Luz en: RD$12.2, RD$38.8 y RD$26.1 millones, dinero que pudo beneficiar a los dominicanos más necesitados.
Con el dinero robado de casi RD$19,000 millones se hubiese podido financiar 2.36 veces la ampliación del Metro de Santo Domingo y 6.76 veces los medicamentos de alto costo del año 2020.
Con el monto desfalcado se pudo otorgar pensiones por RD$6,000.00 a favor de 16,893 dominicanos, se hubiese podido alimentar a más de 44,999 familias dominicanas durante un año, se hubiese podido alquilar unas 1,294 ambulancias del Servicio Nacional de Salud, durante tres años.
Como se puede ver a vuelo de pájaro, el dinero envuelto en el acto de corrupción Calamar, le ha asestado un duro golpe a los servicios y bienes, que de manera ávida, esperan los dominicanos más vulnerables, los de pie, los que merecen mejor suerte.
Ojala este sea el último caso de corrupción que se organice en la República Dominicana, el cual ha representado un daño social y económico sin parangón, pues se calcula que ha tenido un impacto muy negativo para las finanzas públicas dominicanas.
El castigo a los autores inhumanos de este escándalo fraudulento, nunca ante visto, debe ser ejemplar, para que nunca más se repita en el país al tiempo de que se cree un precedente de consecuencias que represente una advertencia para que ningún servidor público imite la conducta observada por los que hoy están en el banco de los acusados.
felix.felixsantana.