Una hora de caminata enérgica a la semana puede prevenir la discapacidad motriz en adultos con problemas de artritis o dolencias en la cadera, rodillas, tobillos o pies, según un estudio publicado ayer en la revista American Journal of Preventive Medicine.
El análisis, efectuado por expertos de la Universidad Northwestern (Illinois, EE.UU.), sostiene que, con 60 minutos semanales de paseo activo, «como si se llegara tarde a una cita o a subirse a un tren», el riesgo de padecer discapacidades relacionadas con la movilidad se reduce notablemente, indicó la investigación.
«Lleva menos de 10 minutos al día y permite que las personas mantengan su independencia. Es muy factible», señaló la autora principal y profesora de Medicina de la Universidad Northwestern, Dorothy Dunlop.
Dunlop y su equipo determinaron que una hora de actividad física semanal, moderada o algo más intensa, permite que los adultos con problemas de osteoartritis mantengan su capacidad para realizar de forma independiente tareas diarias, como vestirse o cruzar una calle antes de que el semáforo vuelva a ponerse en rojo.
«Este umbral mínimo puede motivar a los adultos mayores inactivos a comenzar un estilo de vida físicamente activo, dada la amplia gama de beneficios para la salud que aporta la actividad física», consideró Dunlop.
Para establecer esta recomendación, los investigadores analizaron los datos correspondientes a más de 4 años de más de 1.500 adultos afectados por osteoartritis en diferentes ciudades de Estados Unidos.
Todos los pacientes presentaban dolores o rigidez en las articulaciones de las extremidades inferiores, pero aún no padecían problemas de discapacidad motriz.
Los especialistas comenzaron a vigilar la actividad física de los pacientes con acelerómetros.
De acuerdo con la investigación, cuatro años más tarde el 24 % de los adultos que no realizaron la actividad física diaria recomendada caminaban demasiado despacio para cruzar la calle de manera segura, y el 23 % indicó que tenía problemas para realizar su rutina matutina.
En cambio, el paseo semanal redujo el riesgo de padecer discapacidad motriz en un 85 % entre aquellos que practicaron el ejercicio indicado.
Ese paseo semanal también disminuyó el riesgo de tener dificultades para realizar actividades rutinarias del día a día en un 45 %.
«Nuestro objetivo -sostuvo Dunlop- era ver qué tipo de actividad ayudaría a las personas a permanecer libres de discapacidades».
Hasta ahora, recordaron los especialistas, las pautas indicaban que para reducir los riesgos se aconsejaban más de dos horas de actividad moderada o intensa, un nivel que podía causar un dolor extremo a algunos adultos mayores.
«Esperamos que este nuevo hallazgo motive un objetivo intermedio de práctica de actividad física», estimó Dunlop.