Daniel Ortiz (nombre ficticio) quiere hacer las cosas bien en su vida virtual y al mismo tiempo no quiere descuidar las responsabilidades que en la realidad le ayudarán a ser un joven exitoso.
Su amor por los videojuegos desde los siete años lo había llevado a que esta actividad ocupara el primer puesto en su lista de prioridades diarias. Hace ocho meses se dio cuenta que estaba relegando sus compromisos por estar pegado a la pantalla de su computador.
“He recapacitado porque cometí el error de dejar de lado mis deberes por el videojuego. Ahora solo quiero pensar en lo que tengo que hacer”, fueron las palabras que definieron el arrepentimiento que siente Daniel por “malgastar” su tiempo en un entretenimiento que lo llevó a la adicción al punto de descuidar la universidad y tener que dejarla.
Sentado frente a dos pantallas que están enlazadas y concentrado en su juego preferido “Liga de leyendas”, Daniel muestra su incomodidad consigo mismo, tanto que repite una y otra vez que quiere hacer las cosas bien, pero sabe que lo está haciendo mal a causa del juego.
Todavía no ha dejado los videojuegos, solo está aprendiendo a alejarse de ellos poco a poco y quiere que su experiencia sirva de ejemplo para otros jóvenes.
Un equipo de LISTÍN DIARIO lo visitó en su casa en el sector La Venta de Santo Domingo Oeste. Víctor Ramírez, nuestro fotógrafo, capturaba los movimientos que daba su personaje en el juego que lo atrapó por más de ocho horas durante años.
La entrevista se desarrolló en su habitación, donde tiene su computador y donde permanece por largas horas encerrado en su mundo virtual.
En nuestra conversación, Daniel seguía refiriéndose a temas que mostraban intensamente su deseo por dejar de jugar, como si se le hiciese difícil escapar de las garras de los juegos.
Tenía una novia que también era “gamer”, sentía que ella era “chévere” y que el videojuego los unía, pero él necesitaba a alguien que lo motivara a salir adelante, “porque los dos perdidos en eso, muchacha, no íbamos para ningún lado”.
A inicios de este año se propuso como meta volver a la universidad, terminar su carrera de psicología y empezar a estudiar informática.
El inicio de todo
Su papá fue quien le regaló una videoconsola de Sony, la Playstation, a los siete años. Daniel le pedía dinero a él para comprar las cintas de juegos.
“El dinero de los discos, uff, yo gasté en eso. Yo llené mi cama de cintas”, comenta este futuro profesional de la psicología.
En la adolescencia se fue a vivir por un tiempo a Estados Unidos y se llevó la consola consigo.
A los 17 años trabajaba en un establecimiento de comida rápida y sus ingresos eran destinados a este método de entretenimiento.
“Los que hacen juegos saben que como son adictivos la gente va a gastar su dinero en eso. Así es que te quitan lo que ganas, si no es por el disco, es por los juegos online, por un objeto o por una temporada más”, destaca Daniel.
Desde que comenzó a jugar “Liga de leyendas” ha gastado alrededor de US$500 (RD$25,275) solo en este juego virtual que una vez empieza a jugar no puede pausar. Según él, su mamá no comprende que los juegos virtuales no se detienen hasta que se acaba un nivel. Ella se desespera y lo manda a colaborar con los quehaceres del hogar.
En la actualidad, Daniel comparte con otras personas que tienen intereses diferentes a los de él y que les están ayudando con el cumplimiento de sus tareas para volver a la realidad y poder enfocarse en lo suyo.