Son pocos los que resisten las lágrimas y la emoción al presenciar los primeros gestos y sonidos de un niño o mozalbete que jamás había escuchado y que emite su primer sonido ante el descubrimiento de su sentido auditivo.
Albert es uno de esos niños.
Acompañado de su madre, llegó a un operativo para recibir un equipo auditivo a través de la campaña “Romper las barreras de la discapacidad auditiva en República Dominicana”, auspiciada por la Fundación Oír para Vivir.
Él nunca había escuchado hasta que le colocaron los audífonos. La algarabía y el chillido debutante se repartió con intensidad por todos lados. La Divinidad utilizó la tecnología para hacer su obra.
Niños y adolescentes con edades entre tres y 18 años, de comunidades de Hato Mayor, El Seibo, Higu¨ey, Boca Chica y San Pedro de Macorís recibieron audífonos durante una jornada encabezada por Nathanael Le Herisse, presidente de la fundación Oír para Vivir; Cécile Vic, representante de la Fundación Air France, y Christine Bourget, presidenta de la Asociación Francesa Audition Solidarité.
Personal
Especialistas franceses que viajaron especialmente a esta jornada hablan bien de que la solidaridad no tiene distancia, ni banderas. Por demás, entidades como el IBC Shipyard, ligada a los yates, están interesadas no solo en el mar, sino que también se sienten comprometidas en apoyar este programa.
Le Herisse refiere que el objetivo es crear un Centro Audiológico en la región Este, que permita dar seguimiento para que se alcancen los mejores resultados en las personas a las que se les colocan los audífonos como parte del programa.