Medicina Física y Rehabilitación Gerencia de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital General de la Plaza de la Salud (HGPS)
El dolor en la parte anterior de la rodilla es frecuente en las consultas de Fisiatría, Ortopedia y Medicina Deportiva, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo.
La preocupación es tal, que se han destinado grupos de estudio e interés de primera clase a nivel mundial que se reúnen cada cierto tiempo a revisar la evidencia y los resultados que tienen las diferentes terapéuticas disponibles, así como el abordaje sistemático e integral para el diagnóstico preciso.
En el mundo actual, donde la medicina basada en la evidencia tiene importancia vital en nuestro accionar, debemos ser bien cautos al realizar recomendaciones, ya que la subjetividad y la medicina basada en la experiencia cada vez más deben apoyarse en la evidencia científica para procurar mejorar los estándares de calidad de la atención, además de evitar intervenciones innecesarias y cumplir aquel principio de “Primum non nocere”, o sea “lo primero es no hacer daño”.
Una publicación de Murray et al. (BJSM, 2005) reflejaba que, en prácticas especializadas de medicina deportiva, el 44 % de las acciones implementadas eran por experiencias previas del médico tratante, y no necesariamente basadas en lo que decía la evidencia científica para los casos de síndrome patelofemoral, siendo solo el 24 % aquellas decisiones basadas en la mejor evidencia disponible.
La población debe estar informada, y eso ocurre cada vez más, de todo lo realmente disponible en estos casos, y evitar basar sus tratamientos meramente en resultados de resonancias magnéticas, cuando ya es bien sabido -y publicado (Culverton et al, BJSM. 2018)- que tenemos hallazgos en pacientes asintomáticos, y que debemos de utilizar esas imágenes modernas para sustentar nuestro examen físico, y no al revés, utilizando la resonancia como único medio para diagnóstico de patologías como está.
Culverton y sus colaboradores realizaron su revisión sistemática en 63 publicaciones que agrupaban más de 5000 rodillas, donde quedaba reflejado que con el pasar de los años, particularmente luego de los 40 -según la publicación-, vamos teniendo cambios en la rodilla, que se pondrán de manifiesto en la resonancia magnética por el detalle magnífico de tecnología, pero que no necesariamente ocasionan síntomas. Esto obliga al médico tratante a realizar una buena historia clínica y examen físico para correlacionar los hallazgos y no realizar intervenciones costosas e innecesarias que conllevan un riesgo implícito incluso de empeorar una condición.
El síndrome patelofemoral es un enigma que ha sido tratado de manera histórica con múltiples intervenciones, desde solo reposo y medicación, hasta cirugías complejas de corrección en la alineación de la rodilla y reparación de lesiones de cartílago.
Lo cierto es que la balanza se inclina cada vez más a identificar correctamente la alteración biomecánica y corregirla, así como valorar los factores particulares de cada caso, como edad, género, actividad deportiva, nivel e intensidad de esa actividad y tratamientos previos, antes de decidir alguna terapéutica. Por consenso, balancear la musculatura de pelvis, muslo anterior y sobrepronación del pie es lo único que será común a todos los pacientes de síndrome patelofemoral, por lo que la rehabilitación basada en ejercicio terapéutico será obligatoria incluso en aquellos casos que requieran cirugía, para garantizar un mejor pronóstico luego de operarse. Los pacientes que llegan con mala condición en esos grupos musculares resultan con peores resultados postoperatorios.