Científicos de la Universidad de Ginebra estudiarán las zonas cerebrales que son estimuladas por ruidos como los de una alarma o un grito para prevenir el alzheimer, el autismo o la esquizofrenia, en vista de que el cerebro de las personas con estos trastornos responde de forma diferente a ellos.
Los investigadores han demostrado por primera vez que cuando oímos ruidos que percibimos como desagradables no solo se activa el sistema auditivo, sino que se estimulan zonas cerebrales relacionadas con la aversión, el dolor y la pérdida de control.
Ahora los expertos quieren dar un paso más en la investigación y estudiarán las respuestas del celebro a los ruidos desagradables para detectar de forma temprana ciertas enfermedades neurológicas.
«Hay muchos trastornos que muestran respuestas cerebrales atípicas a estos sonidos. Estos incluyen el alzheimer, el autismo y la esquizofrenia», explicó el científico Luc Arnal, quien participa en el equipo investigador.
Para demostrar la activación del cerebro a estos ruidos, los científicos establecieron -a través de las respuestas de un grupo de 16 participantes- que los ruidos que percibimos como desagradables se sitúan en frecuencias sonoras que están entre 40 y 80 hertzios, el rango de frecuencias a las que corresponden las alarmas y el grito humano.
Sus reacciones cerebrales a esos ruidos fueron estudiadas a través de un electroencefalograma, un aparato que permite registrar la actividad dentro del cerebro y que permitió determinar que todas las áreas estimuladas tenían relación con la aversión y la pérdida de control.
«Al menos ahora entendemos porqué el cerebro no puede ignorar esos sonidos, ya que algo particular sucede a esas frecuencias y hay también muchas enfermedades que muestran una respuesta atípica del cerebro a sonidos entre 40 y 80 hertzios», subrayó Arnal.
Ahora los neurocientíficos estudiarán las redes cerebrales que se estimulan a esas frecuencias para ver si es posible detectar algunas enfermedades, incluidas de degeneración cognitiva, de forma temprana.