En República Dominicana también se siente la muerte de la leyenda de la danza Alicia Alonso. Ella no solo sirvió de ejemplo a los bailarines locales, sino que fue un símbolo de unión entre su país, Cuba, y los dominicanos.
Esto porque sus visitas a Santo Domingo durante el gobierno de los doce años de Joaquín Balaguer (1966-1978) sirvió como un aliciente para las entonces tensas relaciones de ambas naciones, luego del triunfo de la revolución encabezada por Fidel Castro, en 1959.
El empresario artístico César Suárez recordó que la primera vez que Alonso se presentó en la capital dominicana fue durante la semana de inauguración del Teatro Nacional, en 1973. Luego él la presentó otras veces en esa década, contó.
Esas visitas fueron una de las primeras señales de apertura diplomática entre Cuba y República Dominicana en medio de la Guerra Fría que se vivía entre el mundo capitalista y el comunista.
En opinión de la exbailarina y productora dominicana de espectáculos Mónika Despradel, Alonso será por siempre en el mundo de la danza una de las figuras más relevantes.
“Su creación más importante es la escuela cubana, legado y ejemplo que creó junto a otros maestros de esta disciplina y que nos impactó a todos, incluyendo a la danza dominicana, por la creación de un método artístico exitoso”, comentó a este diario Despradel.
De su muerte
Miguel Cabrera, el historiador del Ballet Nacional de Cuba y amigo cercano de la artista, fue quien confirmó el deceso de la artista a la agencia AP.
Cabrera dijo que la Prima Ballerina Assoluta murió en el Hospital CIMEQ en La Habana alrededor de las 11:00 de la mañana del jueves. Tenía 98 años de edad.
Prácticamente ciega la mayor parte de su vida, Alonso se mantuvo hasta el final de sus días al frente del Ballet Nacional de Cuba, aunque en los últimos tiempos las decisiones ejecutivas las tomó su sucesora Viensay Valdés.
En estos meses apareció poco en público y se la vio deteriorada, con sus largas manos de marcados huesos y el rostro más frágil y anguloso. Casi no se ponía de pie.
“Siendo hija de una pequeña isla del Caribe, Alonso se impuso a todas las barreras que decían que el ballet era un arte de países desarrollados, que el físico y el temperamento latino no se ajustaban a los requisitos de la danza clásica”, dijo el estelar bailarín Carlos Acosta, discípulo de la artista, tras la noticia de su deceso. “Todos estos prejuicios fueron demolidos cuando Alicia Alonso entró en la escena. Impuso su nombre latino, su físico, su personalidad. Su lucha por ser reconocida abrió las puertas del ballet clásico para todos los jóvenes de nuestro continente”, agregó.
Alonso fue una ferviente simpatizante de los hermanos Fidel y Raúl Castro desde el triunfo de la revolución en Cuba.
Legado
Su técnica es impecable, su pasión inigualable. Muchos se han destacado en compañías de danza en Estados Unidos, desde el American Ballet Theatre en Nueva York hasta el Ballet de Boston o el de San Francisco. Son bailarines cubanos y tienen algo en común: pasaron por la escuela de Alicia Alonso.
DETALLES
Nacimiento. Alicia Alonso nació el 21 de diciembre de 1920 en La Habana. Inició su formación artística en 1931 en la Escuela de Ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical.
Formación. Continuó sus estudios en Estados Unidos, con Enrico Zanfretta, Alexandra Fedórova y profesores de la School of American Ballet.