El trastorno depresivo suele afectar actualmente entre un 15% a un 20% de la población mundial, es altamente tratable. Puede afectar, desde la calidad del sueño, alimentación, en general el día a día del individuo que la padece. Se sabe qué factores genéticos, biológicos, psicológicos, ambientales y sociales, pueden estar implicados.
Desde hace muchos años se está vinculando la depresión con la incidencia de enfermedad cardiovascular. La enfermedad coronaria, en efecto, el infarto agudo de miocardio, puede estar desencadenada por un proceso de depresión crónico o agudizado, así como por igual pacientes pos infarto pueden hacer procesos depresivos temporales.
También pacientes que han tenido cirugía cardiaca deben tener apoyo emocional en su rehabilitación. Es importante crear pensamientos positivos, acudir al médico de cabecera ante síntomas de depresión, hacer ejercicios, aceptarse a uno mismo, buscar ayuda profesional o de pacientes que hayan pasado por ese mismo proceso y que hayan salido adelante. El tomar alcohol, comer en exceso y fumar se ha vinculado con sentimientos de depresión. Es de bien conocer que el estrés incrementa la hipertensión y el ritmo cardiaco, al igual que las pérdidas de seres queridos pueden llevar a este sentimiento de tristeza o soledad.
Tener hábitos saludables, buscar apoyo social, tomar un papel empoderado en su salud, dormir suficiente, evitar alcohol y drogas ayuda enormemente a su salud cardiovascular y en otro sentido disminuye la presencia de depresión a lo largo de sus años. Hay relación, entre la salud cardiovascular y la salud mental, por ello es posible la incidencia de depresión y enfermedad cardiaca.