Con la reapertura de los cines y la actuación ayer de la violinista Aisha Syed en el Teatro Nacional Eduardo Brito se percibe una luz al final del túnel para el sector teatral, uno de los más afectados por la crisis generada a raíz de la pandemia del coronavirus.
A esto alientos se suma el anuncio de la primera dama, Raquel Arbaje, dando a conocer para las próximas semanas un espectáculo en el Gran Teatro del Cibao.
Sin embargo, la petición de parte del gobierno de 45 días más de extensión del estado de emergencia sería una estocada al teatro y otras actividades del entretenimiento en lo que queda del 2020.
“Reabrir los teatros es una necesidad, pero debemos ser prudentes. Tengo la certeza de que la intención ya existe, tanto del sector independiente como del sector público, y se están haciendo consultas al respecto”, comenta Richardson Díaz, joven teatrista.
“Aunque no tenemos fechas de reapertura, entendemos que debe ser muy pronto”, dice la actriz Viena González quien es parte de una sala independiente de teatro y, por ende, este tipo de escenario siempre ha sido más vulnerable.
Opinión
Viena está segura que con la reapertura de los cines y el Teatro Nacional, el teatro puede seguir los pasos con las mismas medidas de seguridad sanitaria.
“Una capacidad reducida a una tercera parte, trabajar en espacio de áreas abiertas con el debido distanciamiento, entendemos que con esas condiciones podemos comenzar a operar, y así los artistas recibir un poco de ingreso y el público recibir un poco del teatro”, agrega la actriz en declaraciones a LISTÍN DIARIO.
“Hay que concertar”
La maestra y primera actriz María Castillo entiende que hay que concertar a los teatristas a través del ministerio de cultura y hacer una combinación con las compañías públicas y privadas, pero sobre todo, ver las necesidades de todo el sector de las artes escénicas en general.
“Todo lo que tenga que ver con las artes, y crear un plan para la vuelta. Tenemos que tener en cuenta que ese plan dependerá de las disposiciones gubernamentales”, explica.
Castillo no es tan optimista pues ha visto como en otros grandes escenarios internacionales han prolongado para mayo del 2021 su fecha de reapertura.
“Hay que ver de qué manera podemos reactivar el sector, en áreas abiertas, crear un plan con un fondo de estímulos a productores, técnicos, artistas ligados al sector. Hay que ver los problemas sociales, humanos, porque toda esa gente afectada por el cierre de los teatros está dejando de llevar el sustento a su casa”, refiere Castillo.
Para la actriz y productora Elvira Taveras la situación del teatro dominicano es bastante crítica, “ya que a partir del cierre de salas y eventos especiales en donde las presentaciones de las distintas técnicas y expresiones de las artes escénicas tienen lugar, ha dejado sin trabajo y sin productividad durante siete meses a cientos de artistas, productores, promotores, y técnicos que prestan sus servicios en éste ámbito de la llamada “economía naranja””.
Sugerencias
Elvira Taveras también se suma a que se restablezcan las condiciones para ocupar los aforos completos de las salas cerradas, “las opciones están dadas en hacer teatro al aire libre, en anfiteatros, terrazas, clubes, restaurantes y otros espacios en donde ello sea posible, siempre cumpliendo con los protocolos pertinentes”
La veterana actriz ve como otra posibilidad y es ofrecer un híbrido entre teatro presencial y a distancia.
Sobre ese particular Richardson Díaz cree que una fusión de lo virtual y lo presencial sería en lo inmediato un camino a explorar.
“El Covid-19 estará entre nosotros por mucho tiempo más y el número de butacas en nuestros teatros hace insostenible una producción que sólo cuente con un tercio de la capacidad de público, como se ha sugerido”, dijo Díaz.
DETRÁS
En marzo.
En el mismo mes de la celebración del Día Internacional del Teatro (27 de marzo) se cerraron todas las salas, prácticamente, en el mundo entero en este año.
Entretenimiento.
Parecería que las medidas de confinamientos que obligó la pandemia se ensañó contra el trabajo del entretenimiento, y, en especial, las artes escénicas que, al día de hoy, no han contado con la mínima posibilidad de ponerse de pies, provocando un déficit en la llamada “economía naranja”.