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miércoles, diciembre 4, 2024

Música caribeña para flauta: influencias cubanas y transcripciones

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Elise Blatchford
Santo Domingo. RD

Como muchos durante la pandemia, he estado viendo transmisiones de presentaciones en línea y una de las más inesperadas inspiraciones la recibí de un recital de la flautista de origen cubano Alaima González para el Simposio de Flauta de Puerto Rico en junio de 2020.

El programa incluyó obras de Leo Brouwer, Orlando Valle “Maraca” , Bullumba Landestoy, Paquito D’Rivera y Alfredo Portela López.

El recital estuvo lleno de la energía, confianza y autoridad, que se manifiestan en la ejecución de Gonzalez y  durante todo el verano estuve recordando esa música.

González vive en Santo Domingo, República Dominicana, donde es profesora del Conservatorio Nacional de Música y también es flautista principal de la Orquesta Sinfónica Nacional. Dirige el Nymph Project, una organización que se dedica a reunir a flautistas de la República Dominicana y América Latina para que puedan optar por becas, oportunidades de presentación y colaboración.

En 2017, el Nymph Project organizó el primer festival internacional de flauta del Caribe.

Llamé a González para preguntarle sobre las obras de su concierto y sobre la tenue y casi inexistente relación entre la música y los músicos de Estados Unidos y Cuba.

Debido al embargo y a la prohibición de viajes que inició en 1960, la isla -a unas 90 millas al sur de la Florida- tiene una tradición musical que se ha desarrollado al margen de los Estados Unidos.

Los flautistas cubanos han sido formados y entrenados en música clásica europea bajo las tradiciones de flauta francesa, alemana y búlgara, que incluyen el solfeo, la articulación y el vibrato inherente a estas pedagogías.

Por primera vez oí hablar de varios compositores a través de González: Leo Brouwer, François Bahuaud y Alfredo Portela.

El intercambio se estableció en ambos sentidos: ella no estaba familiarizada con Tania León, nuestra más famosa compositora cubano-americana después de Paquito D’Rivera.

Nuestro intercambio de información y música ha sido muy valioso y habla de la importancia de festivales como el Nymph Project y el Simposio de Flauta de Puerto Rico.

Es notable que tres de las cinco obras del recital son transcripciones. Cuando no hay una manera definida de financiar las nuevas composiciones musicales, y con muchos compositores en Cuba y el Caribe centrados en crear obras para guitarra y piano, a menudo se recurre a la transcripción para crear la nueva música para flauta.

Las transcripciones para el concierto de González incluyen una reducción para flauta sola de la obra para dos flautas “Tumbao a lo Paganini” de Orlando Valle  “Maraca”.

González también interpretó una transcripción para flauta de la obra “Vals de Santo Domingo”, para piano solo, del compositor dominicano Bullumba Landestoy, que fue transcrita por su colega de orquesta Laura Pimentel. Una parte importante del recital fue también una transcripción de la obra para clarinete “Lecuonerías” de D’Rivera, un homenaje al gran maestro cubano Ernesto Lecuona.

A pesar de que estos trabajos no son nuevos, cabe destacar que existe una “novedad” musical: las tres piezas son todas nuevas transcripciones de obras de la mitad o el final del siglo XX, que son en sí mismas homenajes a músicos de tiempos pasados (Lecuona, Paganini), o son una fantasía sobre una canción tradicional (“Vals de Santo Domingo”).

Lo nuevo y lo viejo se confunden. Lo culturalmente local y universal se difumina. Y, por supuesto, no hay razones para no explorar más allá de lo conocido.

Ver trabajos recomendados en la página del Comité Asesor de Nueva Música de la NFA.

La autora quiere agradecer de manera especial a Melanie Rodríguez Díaz por la asistencia en la traducción.

Elise Blatchford es profesora asociada de flauta en la Universidad de Memphis. Encuentre a Alaima González. 

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