¿En qué consistió?
Un equipo de científicos de 8 países, entre ellos Bolivia, Argentina, Chile y Perú, secuenciaron el material genético de 89 esqueletos de personas que vivieron en la región central de los Andes entre hace 500 y 9.000 años.
El análisis incluyó el genoma de varias civilizaciones que precedieron a los incas y de las que hasta ahora no había información genética, como la tiwanaku en la cuenca de lago Titicaca; la wari, en el centro y sur de Perú; y la moche, en el norte de Perú.
¿Qué encontraron?
El análisis mostró que las poblaciones que vivían en el altiplano eran genéticamente diferentes a quienes vivían en la costa pacífica.
Estas diferencias eran mayormente a nivel de código genético, aunque posiblemente también se podía ver reflejada en el fenotipo, según le explica a BBC Mundo Nathan Nakatsuka, biólogo y genetista del laboratorio David Reich de la Universidad de Harvard y autor principal del estudio.
La comparación con los genes de los habitantes actuales mostró que esas diferencias genéticas han persistido hasta nuestros días y no se destruyó por completo con la llegada de los españoles, según explica Nakatsuka.
El mapa genómico que armaron también muestra que esta estructura genética comenzó a desarrollarse hace unos 5.800 años, seguido de un intercambio genético debido a migraciones entre las regiones del norte y el sur, y entre el altiplano y la costa.
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