Por Lic. Jhefres Reyes
En el año 2020 la economia mundial quedo sometida a los efectos del COVID-19 lo cual produjo una reducción en la producción de bienes y servicios que ha limitado la oferta y la demanda. Esto es a lo que los economistas califican como una “contracción”. En fin, el alza en los precios de los productos de primera necesidad no se hizo esperar a raiz de dicho fenómeno.
Iniciando un nuevo año 2022, en medio de un tímido proceso de recuperación, Rusia decide intervernir militarmente a Ucrania, en vista de una posible integración de este país de europa con la OTAN. Dicho evento bélico, entre otras consecuencias, ha terminado impactando negativamente en el mercado de materias primas, evidenciado en la disminución de rubros como el maíz, trigo, gas natural, petroleo, entre otros. Y por supuesto, resurge con mas fuerza la inestabilidad en los costos de elaboracíon y suministro, cuyo resultado ya lo siente el consumidor final cuando tiene que comprar mas caro.
Esta situación ha provocado que hasta los paises desarrollados como Estados Unidos de America procuren medidas económicas que dismininuyan el golpe y contenga el pánico de aquellos que llegan a ver gondolas vacias en las grandes cadenas comerciales. La preguntas comunes ahora son: ¿Encontraré leche? ¿A qué precio estará hoy la gasolina?
Ahora bien, en la República Dominicana se vive ante el desasociego que impone la crisis generada por la pandemia y el conflicto Rusia-Ucrania. Aun que no menos cierto es, que los dominicanos y dominicanas se enfrentan al flagelo de la especulación doméstica, con lo cual se agrega un peso mas sobre la economía familiar ¿A qué nos referimos entonces? Esto es la práctica de incurrir en la alteración irregular de los precios de las mercancias y servicios, asi como el almacenacmiento de inventarios, que permite comprar barato y vender caro. A modo ejemplificador: un taxista que brindaba un servicio de transportación en RD$200 lo aumenta a RD$350, y un dueño de puesto comercial que vendia la libra de pollo RD$55 lo aumenta a RD$70. El caso de las embasadoras de gas es crítico, ya que hay personas dedicadas a usar artimañas para poner en los tanques menos gas del que se ha comprado. Por tanto, una persona que pagó RD$1,800 con esperanza de encender su estufa durante dos meses, pegará el grito cuando antes del mes las llaman se apaguen antes de que suba el café. Quizas ello encuentra verificación en lo expresado a la prensa por La Federacación Dominicana de Comerciantes (FDC), refiriendose a los hallazgos de alzas constatado por ellos mismos al inicio de los contagios del virus: “ No es posible que en un año, el aceite haya subido ocho veces…”(11 de marzo del año 2021).
¿Por qué un determinado comerciante o empresario se siente libre de poder ajustar precios sobre su inventario en medio de una crisis? ¿Qué motiva a determinadas entidades comerciales a guardar productos, para vender despues? ¿Por qué los tribunales o Pro-consumidor no reciben altos números de quejas contra la abusiva subida de precios? El profesor Michael Sandel, en su libro “Justice” (Justicia), al compartirnos su comprensión filosofica sobre la Especulación de Precios (Price Gouging) plantea un cuestionamiento entorno a la moralidad de las leyes, y la manera en que se organiza la sociedad. Partiendo de estas puntualizaciones, evidenciamos que en el territorio Dominicano afrontamos el vicio de fiscalización por parte del aparato de poder, y la limitada consciencia de los consumidores para reclamar. Esto antes dicho es lo que crea condiciones favorables para la usura. Hasta se podria pensar que una recesion, en el imaginario de muchos ciudadanos y ciudadanas, es la única causa de las alzas en los precios, asumiendo como victima a los vendedores.
Este tema ha sido tratado incluso a todos los niveles. A ello se debe que en el ambito internacional, el ex-presidente Leonel Fernandez, durante su mandato 2008-2012 procuró que la ONU votara una resolución para detener y evitar la volatilidad de los precios de los alimentos y el petróleo en los mercados internacionales. La urgencia en este caso viene dada porque en el plano mundial se carecia de reglas claras que regularan la transgresión aqui referida, y dicho esto, ahi tenemos la justificación. Al mirar hacia nuestro territorio, notamos que desde el 1995 con la introducción en el congreso del Código de Ordenamiento del Mercado se busco establecer medidas de protección a favor de los consumidores. Por tanto, la ley 358-05 presenta un vacio de aplicabilidad ante el tratamiento, prevención y detección de esta infracción.
En nuestra consideración, el gobierno dominicano debe producir un clima de seguridad y confianza nacional, donde el mercado pueda desarrollar sus actividades procurando el mayor nivel de bienestar, el respeto a la libertad, y la permanencia de la competencia. Esto solo se puede lograr a traves de la supervisión adecuada sobre la justipreciación en todo los ordenes del engrenaje productivo, esto es: fabricación, transporte y anaqueles. Tenia razón el Ex-Fiscal General del Estado de Florida Charlie Crist, cuando dijo : “en tiempos de emergencia, el gobierno no puede quedarse de brazos cruzados mientras el pueblo es golpeado con precios abusivos”. Todo esto sin desmedro de las otras medidas que se deben tomar en aras de contener la inflación.
Ciertamente, la especulación es una maña cuyo ejercicio sustituye al instrumeto de la oferta y la demanda en la determinacón del valor monetario en los bienes del mercado. No hay dudas de que quienes incurren en dicha práctica no llegan a estimar ninguna consecuencias penal o fiscal. Por consiguiente, la administracion gubernamental debe considerar la implementación de medidas preventivas que eviten el secuestro de productos y el abultamiento irregular de precios. Esto como complemento de las disposiciones macroeconómicas. Y por supuesto, necesitamos crear las condiciones que activen una judialización que procure las sanciones económicas necesarias, y un control administraivo que sea propositivo.