Barry Levinson se arriesgó mucho. “Sleppers” (1996) hizo época cuando Kevin Bacon era Kevin Bacon. Pero pasó de moda, como las vaguadas que cruzan la República Dominicana. Todavía hoy la historia de este filme impacta a pesar de sus excesos y tendencia al maniqueo.
El resultado técnico queda a flor de piel. La constelación de estrellas reunidas gracias a un casting ambicioso, es desigual.
Sus pocas atracciones no permiten admirar los aciertos de Robert de Niro y Dustin Hoffman, junto a otros que, como Minnie Driver y el propio Kevin Bacon, aportaron cierta dignidad a los personajes que encarnaron.
Levison se rodeó de fascilismos. En su búsqueda de originalidad, reprodujo esquemas de venganza tanto dentro y fuera de la cárcel como en el desarrollo del proceso judicial. Acudió a clisés ya gastados para un tipo de cine apegado al libro del que parte.,
Es una cinta de fetiches, de entramado comercial: Pareciera como si el trauma de los protagonistas y las secuelas de los abusos recibidos fuera materia de otra producción que nunca se hizo.
Un acierto es la puesta en escena fugaz. Deslumbra la vida cálida del barrio, con sus calles, azoteas e iglesias; el marco carcelario con sus sótanos siniestros; o la correcta reproducción del juzgado de aquel tiempo. Aunque son chispazos externos, se debe aplaudir al director de fotografía Michael Ballhaus, y a la dirección artística de Kristi Zea.
¿Dónde falla una película premonitoria de tantas atrocidades contra la adolescencia norteamericana? En su extenso e injustificado metraje, en la búsqueda de venganza y en un juicio marcado por la simpleza. El guion de Levinson debió mirar más hacia dentro de la historia, como intentó hacerlo con su coprotagonista, el actor Robert De Niro.
Ficha técnica
País: Estados Unidos. Año: 1996. Duración 150 minutos. Director y guion: Barry Levinson (basado en la novela de Lorenzo Carcaterra). Reparto: Kevin Bacon, Robert De Niro, Brad Pitt, Jason Patrick y Vittorio Gassman. Sinopsis: Cuatros adolescentes neoyorquinos son recluidos en una cárcel de menores por un crimen involuntario. Allí son salvajemente abusados y humillados por un grupo de custodios.