No era la primera vez que Juan Luis Guerra se presentaba en un espacio que no es el propio de actuaciones artísticas, cuando escogió la playa de Miches, en El Seibo, al este de República Dominicana, para “Entre el mar y palmeras”, el concierto especial para HBO, y dirigido su hijo, Jean Guerra
En el pasado, el mismo autor de “Estrellitas y duendes”, ha movido su talento a lugares ajenos a los tradicionales escenarios, como teatros o salas de conciertos y ubicados en urbes.
Son muchos los artistas y productores de espectáculos que eligen, ya sea por un motivo histórico, ya por un sentido solidario con un determinado lugar o por amor a una comunidad, realizar los montajes de conciertos en espacios rurales o, como fue el mencionado caso de Juan Luis, alguna bella playa dominicana.
De esta manera, lugares como la playa Caribe, en San Pedro de Macorís, o la de Cabarete, en Puerto Plata, o algún que otro estadio de Baní o Barahona, en el sur del país, ha sido testigo de la actuación de representativos artistas de la música popular local o foránea.
Una de esas fue precisamente protagonizada por Juan Luis Guerra, quien en compañía del cantautor cubano Silvio Rodríguez, realizaron un concierto el 13 de septiembre de 1992, en la avenida Mella, en Monte Cristi.
El junte de los autores conmemoraba la reunión de los patriotas José Martí y Máximo Gómez, que tuvo lugar en esa provincia en el año 1895.
Rodríguez volvería a otro concierto gratuito, esta vez en 2014, para la celebración del 250 aniversario de la provincia Peravia, tierra en la que nació el jefe mambí, Máximo Gómez, en la guerra de independencia cubana, en el estadio Luis María Herrera, en Baní .
Siguiendo más adentro en el sur, la comunidad de Polo, en Barahona, celebró durante varios años, el Festival del café orgánico (Festicafé) en la temporada de cosecha. En el estadio de béisbol de ese lugar se presentaron artistas locales, como Xiomara Fortuna, Pavel Núñez, Enerolisa, Maridalia Hernández, o Víctor Víctor Víctor, y extranjeros como Danny Rivera.
Las playas dominicanas se caracterizan por su belleza, pero además, algunas han servido como escenario para conciertos de grandes figuras de la música internacional.
Es el caso de Cabarete, de la costa norte, y en cuyas arenas se ha desarrollado el Domincan Republic Jazz Festival, un evento por el que han desfilado estrellas de la talla de Chucho Valdez, Luis Perico Ortiz, José Alberto El Canario, El Prodigio, o Dave Valentin.
En las últimas ediciones ha tenido dos versiones, una de verano, que tiene lugar en Cap Cana, en el este del país, y la tradicional, en el norte.
Otra que ha sido testigo de variados espectáculos musicales, es playa Caribe, ubicada en San Pedro de Macorís, en el este de la isla. Uno de ellos fue el “The Pineapple Ball”, que se celebró allí en 2017, y que contó con una cartelera integrada, entre muchos otros, por los venezolanos Rawayana y los dominicanos Riccie Oriach y Mula.
En esa misma playa se presentó en 2007, la mítica banda de reggae The Wailers, agrupación que lideraba Bob Marley, o conciertos de música electrónica.
También en 2007, otro espacio poco usual para presentaciones artísticas fue escogido para el Concierto de navidad. Se trata de la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, de la provincia Espaillat (Moca).
Ese espectáculo, organizada por el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel), tuvo como protagonistas a los dominicanos Enrique Pina, Rafael Solano, Luchy Vicioso, Niní Cáffaro, Cristal Marie, Adalgisa Pantaleón, Claudia Sierra y Francis Santana, el Coro Armonía, y el puertorriqueño, Wilkins, quien aprovechó esta presentación para despedirse, de los escenario.
Hace unas pocas semanas, este artista lanzó el disco “Obra maestra”.
Artistas. Son muchos los artistas y productores de espectáculos que eligen, ya sea por un motivo histórico, ya por un sentido solidario con un determinado lugar o por amor a una comunidad, realizar los montajes de conciertos en espacios rurales o, como fue el mencionado caso de Juan Luis, alguna bella playa dominicana.
Una de esas fue precisamente protagonizada por Guerra, en compañía del cantautor cubano Silvio Rodríguez, el 13 de septiembre de 1992, en Monte Cristi.