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lunes, septiembre 30, 2024

Patricia Ascuasiati: la danza se ha detenido «mientras su espíritu se eleva al infinito»

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Los pasos de Patricia Ascuasiati sobre el escenario de la danza dominicana ni la muerte le pondrá límites. Con su partida terrenal entra a la gloria eterna y a la memoria histórica de un país que desde ayer no para de reverenciarla por su dimensión artística.

“Su muerte significa un gran dolor, la danza pierde una de sus figuras más emblemáticas. Ese mundo en movimiento constante, que es la danza, por un momento se ha detenido, mientras su espíritu se eleva al infinito, pero tu impronta permanecerá por siempre”, le escribió su amiga Carmen Heredia, exbailarina y exministra de Cultura.

Como el sentir de doña Carmen, hay un lamento colectivo en el sector cultural dominicano, en especial en las generaciones que heredaron las enseñanzas de Ascuasiati como bailarina y coreógrafa.

“Patricia, escribiste parte de la historia de nuestra danza y eso estará por siempre”, expresó la bailarina Mónika Despradel. Y recordó «los momentos que vivimos juntas en La Casa Por la Ventana, la ejecución del Libro del Ballet Nacional, origen y trayectoria, los 25 años del Ballet Nacional con la reposición de Mande, y la pieza con las Fundadoras, Cartas Posdatas con la carta del héroe Fernandez Dominguez y tantas otras cosas que hicimos juntas estarán siempre en mi corazón».

Su colega Alina Abréu, otro ejemplo, así la lleva en su corazón: “Hoy te recuerdo sonriente, danzante, disfrutando cuando todas tus ilusiones fueron plasmadas en mis paredes y mi alma. Hoy me quedo con tu arte, tus enseñanzas. Vuela alto mi maestra y amiga, madre de la danza, que tu alma guerrera siga brillando más allá del plano terrenal”.

Ascuasiati es definida por los profesionales del área de la danza como una creadora incansable y artista apasionada y que además de sobresalir como bailarina y coreógrafa, fue actriz y maestra, guía de varias academias.

“La danza ha sido mi oficio, mi todo, la actividad más placentera y mi terapia emocional”, dijo Ascuasiati en abril de 2019 en una entrevista publicada por el periódico El Nacional.

La veterana artista descolló desde los años 80 como parte de la segunda generación de la danza dominicana, que supo mantener en alto la continuación ascendente de aquel primer cuerpo de ballet impulsado en plena mitad del siglo XX por “La Madame” Magda Corbett, quien llegó al país en diciembre de 1947 desde Hungría para enseñar los primeros pasos a toda una camada de bailarines profesionales en República Dominicana.

Además de la danza, durante su vida mostró un apego incondicional a su patria y no tuvo la necesidad de salir a estudiar fuera de Santo Domingo, donde nació, para convertirse en una bailarina estelar.

“Yo quise estudiar fuera y mis padres me hicieron entender que aquí o en cualquier lugar yo iba a ser lo que iba a ser”, dijo en abril de 2017 al programa “Solo para mujeres” que conduce Zoila Luna por Zol FM.

Incluso, en los veranos ella optó por quedarse y recibir las enseñanzas de “grandes maestros” que venían a Santo Domingo: “Nosotros crecimos aquí con lo mejor”.

Su conciencia artística y su honestidad personal le motivaron a la enseñanza y hasta sacrificó su propia permanencia en la danza al permitir que los nuevos talentos ocuparan posiciones como la que ella mantenía en el Ballet Nacional Dominicano. Por la juventud “entendì que debía salir de la fila”.

Ascuasiati murió el miércoles, 9 de marzo 2022, debido a los traumas causados por un accidente, el pasado 15 de febrero, en el que está involucrada su amiga Marylouise Ventura. La también bailarina cumple tres meses de prisión preventiva en la cárcel Najayo Mujeres, a la espera de ser juzgada por el suceso.

El velatorio será viernes o sábado y se le harán actos de honor en el Palacio de Bellas Artes, informaron sus familiares.

Su hermano Carlos Ascuasiati informó ayer que tramitaban donar los órganos para que ella «pueda seguir viviendo» en otras personas.

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