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martes, noviembre 19, 2024

Poderío de la salsa: el Gran Combo de Puerto Rico renueva la conexión histórica con República Dominicana

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Los lazos históricos entre el Gran Combo de Puerto Rico y los dominicanos quedaron renovados la madrugada de este domingo cuando celebraron sus 60 años en la salsa y regresaron a Santo Domingo tras diez años de ausencia, esta vez al hotel Jaragua.

Esta conexión especial con República Dominicana se estableció desde la primera conformación como agrupación, en la que incluyeron como voz estelar al dominicano Joseíto Mateo, quien grabó el primer tema del grupo, «Menéame los mangos».

 

Después vendría otro lazo musical con un dominicano: Johnny Ventura, con quien establecieron una amistad hasta la hora de su muerte, el 28 de julio de 2021, y de quien grabaron la clásica salsa «Trampolín».

De hecho, Rafael Ithier, el fundador del Gran Combo, sacó anoche un momento para recordar a su amigo: «Antes de seguir tocando, quiero que ustedes se unan a nosotros y le demos un abrazo a una figura que más que amigo fue un hermano de nosotros, el señor Juan de Dios Ventura, Johnny».

En el hotel Jaragua, este tema tomó particular sentido nostálgico al no poder contar con la presencia física del legendario Johnny Ventura, pero sí con la de su hijo Jandy Ventura, a quien Ithier abrazó y le dio sus bendiciones.

«Trampolín» incluyó a Jandy en la interpretación de esa noche, generando algarabía total en la sala.

Otro regalo para fue la grabación de «Amame», escrita por el dominicano Palmer Hernández, la que tambièn cantaron en Santo Domingo esta vez.

El Gran Combo hizo un recorrido histórico por su carrera desde el mismo 26 de mayo de 1962 cuando se escucharon por primera vez en la radio puertorriqueña. O desde el 20 de noviembre de 1963, día en que lanzaron su segundo álbum como grupo, «De Siempre», con Pellín Rodríguez y Andy Montañez como las voces líderes.

El repertorio incluyó muchos de los temas de la década de los años 70, que fue muy productiva para esta legendaria orquesta, pero también de inestabilidades por la salida y entrada de cantantes.

En 1977 salió Andy Montañez y entró Jerry Rivas, quien permanece activo en el frente de voces de la agrupación.

En la actualidad, junto a Jerry cantan Anthony García, quien ingresó en 2015, y Joselito Hernández, desde 2017. La verdad que sus voces son de iguales matices de esos temas originales, además de estar soportadas en una orquesta de 10 músicos que le dan el real sonido de siempre.

A lo largo de su historia suman otros ocho cantantes, entre ellos cuatro ya fallecidos: Joseíto Mateo (de 1962 a 1963), «Chiqui» Rivera (solo estuvo en 1962);  Pellín Rodríguez (que permaneció entre 1962-1973) y Marcos Montañez (estuvo en 1973).

Los otro cuatro son: Andy Montañez (1962-1976), Mike Ramos (1970-1979). Charlie Aponte (1973-2015) y Luis «Papo» Rosario (1980–2019).

En la descarga musical en el Jaragua no faltó «Un verano en Nueva York», escrita por el cubano Justi Barreto y que simbolizó toda una época en la música latina, cuando la salsa reinaba, y en el ambiente que se vivía sobre la mitad del siglo XX.

«Un verano en Nueva York», en la voz principal de Andy Montañez, fue incluida en el disco “Número 7” de El Gran Combo de Puerto Rico, lanzado al mercado en 1975.

“Si te quieres divertir, con encanto y con primor, solo tienes que vivir un verano en Nueva York”, reza la salsa, que la noche del sábado fue cantada a todo pulmón por los presentes en el hotel Jaragua.

Ese repiqueteo del sonido de trompetas es tan contagioso que lleva al climax del concierto, dándole el soporte rítmico junto con la percusión, los timbales, el piano, el bajo, los trombones y saxofones, a uno de los grandes clásicos de la salsa que todavía hoy día hace bailar a las nuevas generaciones.

«Un verano en Nueva York» un claro reflejo de lo que se vivía en la década del 70, cuando la gente latina bailaba al compás de la salsa, un movimiento musical que había abandonado las zonas marginales del Bronx y Queens, donde se había germinado, para expandirse hacia otros lugares.

Ese ánimo festivo prevalece. Los dominicanos congregados en el salón del hotel Jaragua dieron testimonio de eso y la algarabía llegó al éxtasis.

Otro tema relacionado a Nueva York es «Se me fue, bendito se me fue, se me fue la mujer pa´ lla pa´ Nueva York».

Otro infaltable fue «No hay cama pa tanta gente», escrito por el trovador Florencio M. Morales Ramos (Ramito), que da aires de Navidad al escucharlo.

El vocalista Charlie Aponte fue quien le dio la idea a don Rafael Ithier de cambiar algunos nombres por la gente de la farándula, de la televisión y la música popular en esos años, entre ellos Johnny Ventura, Tito Puentes y Celia Cruz. El tema aparece en el álbum «Nuestra Música» (1985).

El show en el Jaragua incluyó otras de las salsas más difundidas en República Dominicana: «Me liberé», «Brujería», «Mujer celosa», «Tilín tilón», «Aguacero», «Se nos perdió el amor», «Ojos chinos», «Hojas blancas», «Timbalero», «Arroz con habichuela», «Y no hago más na».

«Pilito» y «No hay cama pa´ tanta gente» fueron las dos últimas para cerrar a las 3:00 de la madrugada, con muy pocas peticiones sin complacer, talvez «Nido de amor» y «A la reina» faltaron, pero ya estaba más que bueno. Demasiado bueno.

Admirable lo de Rafael Ithier. Se pasó toda la noche de pie dirigiendo con sus manos la orquesta. A sus 96 años (que los cumple este lunes) conserva la energía, ya lacerada por el tiempo, que le imprimió durante décadas a esta agrupación.

«Gracias, gracias, gracias», dijo Ithier cuando habló con voz ronca y escuchó los aplausos de los presentes, un tributo merecido por ese legado inmaterial para Puerto Rico y el Caribe.

Luego agregó: «Estoy convaleciendo de una enfermedad que me dio hace como dos años con la pandemia y estoy metido en casa, no he salido de casa a nada, pero cuando cuando me dijeron que venía para Santo Domingo yo dije: – no me puedo quedar, tengo que ir pa` Santo Domingo».

Previo a la presentación de la denominada «Universidad de la salsa», el evento contó con la salsera dominicana Ruth la Cantante y el merenguero Wilfrido Vargas.

Cerca de las 11:00 de la noche del sábado, Ruth sirvió de anfitriona, interpretando un popurrí de La India, “Caballero engaño, “Sonero”, “Ahora resulta”, “La loba” y su más reciente sencillo “Qué lástima me das”.

Luego subió al escenario el merenguero Wilfrido Vargas, quien impuso su veteranía con una banda muy acoplada y un frente de cantantes jóvenes que mantienen la energía, el buen canto y las coreografías como parte esencial del tradicional sonido de esta agrupación.

Wilfrido Vargas y su orquesta ofrecieron una hora de lo mejor de uno de los repertorios más populares del merengue.

“Les damos las gracias a todos ustedes y a la gente que ha hecho posible para que yo esté aquí junto con El Gran Combo, que cumple 60 años en las tarimas con Rafael Ithier”, expresó Wilfrido cuando retomaba el ritmo de “El africano”.

No faltaron otros de los emblemáticos merengues de Los Beduinos, como “Comején”, “Volveré”, “El jardinero” y “Sálvame”.

Ericko Zapata fue el encargado de la producción artística, que contó con la animación de Julio Clemente y Yoryi Castillo.

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