Los grupos de oposición más grandes de Haití se unieron en una campaña para intentar destituir al presidente Jovenel Moise, quien tiene el apoyo de Estados Unidos, organizando protestas a nivel nacional cuyo objetivo es paralizar al país a partir del viernes.
Enfrentamientos previos entre manifestantes y la policía han ocasionado decenas de muertes y el cierre de negocios durante días, dañando seriamente la economía que ya padece una elevada inflación y empeorando el desabasto de combustible.
El recién nombrado primer ministro Jean Michel Lapin dijo el miércoles que el gobierno alienta las manifestaciones pacíficas, pero que no se permitirá la violencia en las calles.