Ecuador esperó a estar preparado frente a posibles ataques cibernéticos antes de tomar una decisión definitiva sobre la anulación del asilo al fundador de Wikileaks, Julian Assange, lo que ha generado un masivo ataque contra los servidores y páginas del país.
Así lo confirmó a Efe el secretario particular de la Presidencia, Juan Sebastián Roldán, tras conocerse que Ecuador ha repelido en los días masivos ataques por internet, que el Ministerio de Telecomunicaciones ha cifrado en 40 millones.
«No lo han logrado porque estábamos preparados. El Comando Conjunto de las Fueras Armadas tiene una delegación que ha cuidado de que eso no suceda», aseguró Roldán en una entrevista en la que se refirió a la situación que vive el país desde que el jueves retiró tras casi siete años el asilo a Assange en su Embajada en Londres.
«Por lo pronto, hemos salido victoriosos ante este ataque tan fuerte», puntualizó el secretario particular del presidente de Ecuador, Lenín Moreno, al explicar que en el proceso de toma de la decisión se esperó a «estar blindado» de posibles ciberataques.
«Ecuador ha recibido en los últimos cinco días más ataques que en toda su historia junta: páginas oficiales, ciertos centros de entrega de información… todos han recibido ataques de personas, me imagino, cercanas al señor Assange», afirmó.
El Estado ecuatoriano tomó en cuenta esa posibilidad después de que el fundador de la organización Wikileaks «amenazara» al país con activar «botones» que podrían causarle un gran daño.
«El señor Assange, un mes antes, le dijo al embajador que tuviera cuidado con las decisiones de Ecuador porque él puede activar algunos botones. No sabíamos si eran físicos, tecnológicos… Sin embargo, nos había amenazado algunas veces», advirtió Roldán.
El alto cargo aclaró que el activista australiano «tenía este tipo de conductas bastante seguido y, por supuesto, era una amenaza que el Ecuador se toma siempre en serio».
Preguntado por Efe, Roldán matizó que esa fue una de tres las razones para dilatar la decisión de poner fin al asilo, a pesar de que las relaciones entre ambas partes se habían deteriorado gravemente desde hacía un año hasta llegar a una denuncia judicial del australiano en agosto pasado contra el país que le amparaba.
Las otras dos fueron la búsqueda de garantías en el Reino Unido de que Assange no sería extraditado a un país donde exista la pena de muerte o la tortura, y la tercera, una investigación en curso contra una supuesta red de «espionaje» que operaba en el país y que también tendría vínculos con el fundador de WikiLeaks.
Puso de ejemplo de esa red las informaciones que algunos candidatos de las pasadas elecciones locales, el 24 de marzo, recibieron para perjudicar a rivales.
Según Roldán, a esa red pertenece el ciudadano sueco Ola Bini, detenido en Ecuador el pasado jueves y al que la Justicia de este país le impuso 90 días de prisión preventiva para completar la investigación.
«La Policía Nacional identificó a tres posibles ‘hackers’ vinculados a una red de espionaje dentro de Ecuador», señalo Roldán en alusión a Bini y a dos rusos que están siendo investigados.
Según el alto funcionario, Bini se reunió con Assange en «catorce ocasiones», la última vez en enero pasado.
Y rechaza el argumento de que la decisión de terminar el asilo a Assange tenga que ver con la página INA Papers -que contiene documentos de una denuncia de presunta corrupción contra el presidente Moreno- y otras informaciones privadas del mandatario, porque, recuerda, ya se conocían esos papeles y el caso «está siendo investigado por la Asamblea y la Justicia».
A los atacantes de los últimos días que están intentando provocar «una guerra informática», intentando golpear «distintos sectores estratégicos», les asegura que Ecuador está «preparado para responder».
«Muy posiblemente seguirán golpeando», concluye el secretario antes de defender que Ecuador no va a permitir más el «chantaje» al que ha estado sujeto su país por Assange.
Assange estaba refugiado en la embajada de Ecuador en la capital británica desde junio de 2012 para evitar su extradición a Suecia, que por entonces solicitaba su entrega por presuntos delitos sexuales.
Ahora se encuentra ahora detenido en Londres, a la espera de una decisión sobre una eventual extradición a Estados Unidos, donde teme ser condenado a décadas de prisión acusado de «conspiración para infiltrarse en ordenadores» gubernamentales a fin de obtener información clasificada.