La vida cotidiana de miles de habitantes de Buenos Aires se ha visto alterada por una oleada de falsas amenazas de bomba recibidas en dependencias oficiales, medios de comunicación, estaciones de tren y hospitales que según las autoridades no responde a un único autor. El Hospital Donación Francisco Santojanni de la capital argentina fue el último lugar público que tuvo que ser desalojado por fuerzas de seguridad luego de que el martes recibió la llamada telefónica de un desconocido advirtiendo sobre la presencia en el lugar de cinco artefactos explosivos inexistentes. Uno de los edificios del canal de televisión Telefé también recibió el mismo tipo de advertencia falsa que obligó a sus empleados a abandonarlo.
Horas antes, la estación de trenes de Constitución, una de las más importantes de la ciudad, fue objeto de una amenaza de bomba falsa del mismo tenor de las que viene sufriendo periódicamente en las últimas semanas.
Patricia Bullrich, ministra argentina de Seguridad, dijo a emisoras radiales que por lo que se ha investigado hasta el momento “no existe una organización detrás (de las llamadas) para perjudicar al gobierno” ni “un hilo conductor” entre las mismas. Pero ante “el clima de incertidumbre” que generan estos hechos, Bullrich anunció que las autoridades trabajan en la modificación del protocolo que se activa para el caso de las amenazas recibidas en el número de emergencia 911.
“Hay lugares donde los protocolos se realizan sin que se vacíe el edificio, lo que queremos es minimizar el efecto “, indicó.