El presidente de Argentina, Mauricio Macri, anunció este martes que el peronista Miguel Ángel Pichetto, líder del bloque más numeroso de opositores en el Senado, será quien le acompañe, como candidato a la vicepresidencia, a las elecciones generales del próximo mes de octubre, en las que buscará ser reelegido.
El mandatario hizo el sorpresivo anuncio a través de Twitter y en la víspera de que venza el plazo para que los partidos presenten a la justicia electoral las alianzas de cara a las primarias del 11 de agosto, en las que los ciudadanos elegirán la lista de candidatos de cada coalición que queda habilitada para acudir a los comicios del 27 de octubre.
Pichetto, abogado de 68 años y senador desde 2001, es para el presidente «un hombre de Estado» a quien con el paso de los «difíciles años de gobierno» conoció y respetó por su «compromiso con la Patria y las instituciones».
«Es el presidente Macri el que ha decidido convocarme y hacer una base de sustentación política mucho más amplia», explicó Pichetto en una rueda de prensa en el Senado, en la que anunció que renunciará a la presidencia del bloque justicialista, que con 18 miembros es el mayoritario de todos los que se consideran de extracción peronista y el más grande de la oposición.
Esta situación pone patas arriba el tablero electoral, ya que todo apuntaba a que la fórmula de Macri -cuya imagen ha caído fuertemente en las encuestas por la recesión económica que vive el país desde hace un año- la completaría un miembro de la centenaria Unión Cívica Radical (UCR).
Ese partido, el más antiguo de Argentina, integra desde 2015, junto a la Coalición Cívica ARI (CC-ARI) y Propuesta Republicana (Pro), la alianza Cambiemos con la que Macri ganó las elecciones ese año, tras más de una década de los gobiernos peronistas de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (2007-2015), actual senadora.
Tras conocerse la inesperada decisión del mandatario, algunos de los principales referentes de la alianza se mostraron contentos, como el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, para quien «toda ampliación de la coalición es positiva»; y la líder del CC-ARI Elisa Carrió, que dijo que Pichetto «agrega gobernabilidad» a Cambiemos.
También la actual vicepresidenta, Gabriela Michetti, del Pro -partido de Macri- avaló la noticia al opinar que el peronista es un político «que siempre buscó el consenso» y «aportará mucho» al país.
Está por ver si algún sector de la UCR decide ahora presentar una lista propia para competir con la de Macri-Pichetto en las primarias.
El senador, uno de los referentes más críticos con la corriente kirchnerista, y que incluso hace unas semanas llegó a presentar su precandidatura a presidente por el sector Alternativa Federal -compuesto por peronistas desencantados con el ‘cristinismo’-, confesó que «inmediatamente» dijo que sí a Macri.
Esto responde, según reconoció el legislador, al «desafío impresionante» que tiene Argentina de salir «entre todos unidos» a un camino de «crecimiento, esperanza y expectativas de reconstrucción humana y de unidad nacional», y confesó que le une al Gobierno «una visión capitalista».
Entre los puntos que Pichetto alabó del Gobierno de Macri destacan su «muy inteligente» política internacional para insertar el país al mundo, y abogó por alejar a Argentina de «situaciones extremas» que vuelvan a aislarla como lo estuvo en el kirchnerismo, por lo que subrayó que «este es el camino», para evitar «que vuelva el pasado».
«Argentina está reconstruyendo un sistema de partidos en donde el pensamiento ideológico y la mirada del país y los grandes temas son los que definen e indudablemente aglutinan voluntades», afirmó el nuevo aliado de Cambiemos, que comenzó su andadura política como concejal de un municipio de la provincia de Río Negro en 1983.
Después fue alcalde (1985-1987), legislador provincial entre 1987 y 1993 y a partir de ese año diputado nacional hasta que fue elegido senador.
Desde que Macri llegó al poder, varias han sido las leyes impulsadas por el Gobierno que el bloque comandado por Pichetto ha acompañado, como la que en 2016 permitió pagar a los llamados «fondos buitre», tenedores de bonos en cese de pagos desde 2001.
Pero también tuvo cruces con el oficialismo, como su negativa a apoyar el desafuero de Cristina Fernández, pedido por un juez, para que sea detenida por las causas por corrupción que le afectan.
«Los argentinos nos enfrentamos a una oportunidad histórica para consolidar nuestra democracia. En las próximas elecciones decidiremos si queremos vivir en una república o volver a un autoritarismo populista», señalo Macri en su mensaje, y llamó a «construir acuerdos con mucha generosidad y patriotismo».
Esto se da menos de un mes después de que Fernández sorprendiera también anunciando su precandidatura a vicepresidenta, con su exjefe de Gabinete Alberto Fernández como postulante a presidente, avalados por el histórico Partido Justicialista, fundado por el presidente Juan Domingo Perón a mediados de la década de 1940.
En medio del tablero de candidaturas se ubican el exjefe de Gabinete Sergio Massa (2008-2009) y el gobernador provincial de Salta, Juan Manuel Urtubey, ambos de Alternativa Federal, plataforma que fue perdiendo cohesión en las últimas semanas por el rumor de que el primero acabe dándose la mano con los Fernández.
También el exministro de Economía Roberto Lavagna (2002-2005), que decidió acudir sin contrincantes directos a las primarias de agosto, tras las que solo las coaliciones que hayan obtenido al menos el 1,5 % de los votos para una de sus listas pondrán competir con ella en las generales.