El coronavirus dejó a 10 millones de estadounidenses sin empleo en solo dos semanas, el colapso más rápido e impactante que se haya visto en el mercado laboral de Estados Unidos, y las pérdidas podrían duplicarse a finales de mes a medida que la pandemia hace mella en las economías de todo el mundo.
El gobierno estadounidense informó ayer que 6,6 millones de personas solicitaron el seguro semanal por desempleo, cifra que se suma a los 3,3 millones de la semana previa. Las sombrías noticias económicas llegan mientras se intensifica la competencia por las máscaras y diversos equipos de protección ante la creciente evidencia de que las personas infectadas asintomáticas pueden transmitir el virus.
Las muertes continúan aumentando en Italia y España a una velocidad alarmante, y la crisis se profundiza en la ciudad de Nueva York.
En Estados Unidos, ya se están tomando decisiones desconsoladoras. La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias pidió al Pentágono 100.000 bolsas para cadáveres debido a la posibilidad de que las funerarias se vean abrumadas, dijeron fuentes militares.
Indicios de recesión
Las crecientes consecuencias económicas señalan casi con certeza el inicio de una severa recesión mundial, con niveles de desempleo que probablemente eclipsarán a los de la crisis económica mundial de hace más de una década.
Como casi el 90% de las personas en Estados Unidos están bajo orden de confinamiento para frenar al COVID-19, se calcula que la economía más grande del mundo podría perder hasta 20 millones de empleos y la tasa de desocupación podría aumentar hasta 15% para fin de mes, de acuerdo con cálculos de muchos economistas, un nivel no visto desde el final de la Gran Depresión, en los años de 1930.
Reclamo de mascarillas
En el norte de Italia, que con más de 13.000 decesos es el país con mayor número de muertes por coronavirus del mundo, guardas armados con termómetros infrarrojos deciden quién puede entrar a los supermercados. En Los Ángeles, el alcalde recomendó que sus 4 millones de habitantes lleven mascarilla.
En la ciudad china de Wuhan, donde comenzó la pandemia en diciembre, un símbolo verde en sus smartphones dicta los movimientos de sus residentes. Verde es el “código de salud” que indica que un usuario no padece síntomas, y es necesario mostrarlo para subir al metro, registrarse en un hotel o entrar a la ciudad de 11 millones de habitantes. Todavía existen restricciones para aquellos con símbolos amarillos o rojos.
La carrera mundial para proteger a la población de los portadores involuntarios del coronavirus se intensificó el jueves, enfrentando a gobiernos por la compra de equipos de protección y generando nuevas dudas sobre quién debería llevar mascarilla, someterse a controles de temperatura e incluso salir de casa.