Buenos Aires y su populosa área metropolitana (AMBA), junto a la norteña provincia de Chaco y otras localidades con alta circulación del coronavirus SARS-CoV-2, comenzaron ayer miércoles una etapa más estricta de la cuarentena, marcada por el cierre de los negocios no esenciales y mayores controles de tránsito.
En esta nueva etapa, que en principio se prolongará hasta el 17 de julio, todas las actividades comerciales volverán a cerrar sus puertas a excepción de las 24 consideradas como esenciales, entre las que se incluyen personal sanitario, fuerzas de seguridad, trabajadores públicos, prensa y trabajadores de la industria alimentaria.
Los trabajadores de estas actividades son los únicos que pueden usar el transporte publico o transitar con sus vehículos, junto a las personas exceptuadas por asuntos puntuales como el cuidado de mayores.
Para asegurar el cumplimiento de la norma, se intensificaron los controles, principalmente en los puntos de acceso a la capital, a la que cada día, a pesar de la cuarentena, acceden 850.000 personas a trabajar, según datos del Gobierno de la ciudad.
Más controles
Los controles en la carretera comenzaron a aplicarse este lunes, aunque desde hoy se restringe el paso de los trabajadores no esenciales en las 20 entradas a la capital habilitadas, mientras que otras 20 permanecen “semihabilitadas”, 27 están cerradas y 26 puentes peatonales están abiertos.