Más de 50 personas murieron el domingo en inundaciones y deslizamientos de tierra en el este de Indonesia y en Timor Oriental, según las autoridades, que temen que el número de víctimas sea mayor.
Las lluvias torrenciales provocaron inundaciones y sembraron la desolación desde la isla indonesia de Flores hasta Timor Oriental.
«Tras haber comprobado las cifras con nuestro equipo en el terreno, registramos 41 muertos», declaró a la prensa Raditya Jati, portavoz de la agencia de gestión de desastres, revisando a la baja un anterior balance de 44 fallecidos.
El portavoz añadió que 27 personas seguían desaparecidas y nueve estaban heridas.
Estas lluvias torrenciales causaron inundaciones en varios distritos de la isla de Flores, donde la mayoría de la población es católica, en torno a la 01H00 (17H00 GMT del sábado), horas antes del inicio de las celebraciones de Semana Santa.
Decenas de casas quedaron cubiertas de barro, mientras que los puentes y las carreteras quedaron destruidos en la parte oriental de la isla.
En el vecino Timor Oriental, 11 personas murieron en la capital, Dili, informaron las autoridades.
«Buscamos otras zonas impactadas», declaró a la prensa el secretario de Estado a cargo de la protección civil, Joaquim Jose Gusmao dos Reis Martins.
Se espera que las condiciones meteorológicas extremas continúen durante toda la semana en la región.
En Indonesia, las inundaciones también afectaron a la ciudad de Bima, en la vecina provincia de las islas de la Sonda occidentales (West Nusa Tenggara), y causaron la muerte de dos personas.
Las presas se desbordaron y sumergieron casi 10,000 hogares en Bima tras nueve horas de lluvias, dijo Jati.
Los desprendimientos de tierra y las inundaciones repentinas son habituales en el archipiélago indonesio, especialmente durante la temporada de lluvias. Pero los defensores del medioambiente apuntan a la deforestación como factor que favorece estos desastres.
En enero, 40 indonesios murieron en las inundaciones que afectaron a la ciudad de Sumedang, en el oeste de Java.
La agencia nacional de gestión de catástrofes calcula que 125 millones de indonesios, aproximadamente la mitad de la población del archipiélago, viven en zonas con riesgo de desprendimiento.