INGLATERRA.- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha convencido al resto de líderes del G7, reunidos en una cumbre en Carbis Bay, Reino Unido, para lanzar un gran plan de infraestructuras que contrarreste el avance de China.
En ese sentido, los dirigentes del G7 ha acordado este sábado lanzar la iniciativa Build back better for the world (Reconstruir mejor para el mundo) para «responder a las necesidades tremendas de infraestructuras en los países de ingresos medios y altos», ha informado la Casa Blanca en un comunicado.
En concreto, irá dirigido a naciones de Latinoamérica, el Caribe, África y el Indopacífico.
El plan quiere ser una alternativa al proyecto chino One Belt, One Road (Una ruta, un cinturón), que pretende revitalizar la conocida como Ruta de la Seda mediante la modernización de infraestructuras y telecomunicaciones para mejorar la conectividad entre Asia y Europa.
Biden pone el foco sobre China
El Gobierno estadounidense ha indicado que su iniciativa de infraestructuras es una colaboración entre las grandes democracias para llevar a cabo un proyecto guiado por «los valores, con altos estándares y transparentes». El plan «ayuda a estrechar las necesidades de más de 40 billones de dólares en infraestructuras que necesita el mundo en desarrollo, y que se ha visto exacerbada por la pandemia de COVID-19», ha dicho la Casa Blanca.
La propuesta estadounidense pretende movilizar capital del sector privado para impulsar proyectos en cuatro ámbitos: el clima, la seguridad sanitaria, la tecnología digital y la igualdad de género, además de contar con inversiones de instituciones financieras.
Biden está poniendo el foco sobre China, que compite por la hegemonía mundial frente a EE.UU., durante esta cumbre de los líderes de las democracias más industrializadas del mundo (EE.UU., Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Canadá, Japón, más la Unión Europea).
En paralelo, Biden está presionando al G7 para que adopte «una acción concreta» contra los «trabajos forzados» en la provincia noroccidental china de Xinjiang, donde vive la minoría uigur. El presidente quiere que «se deje claro al mundo que creemos que estas prácticas son una afrenta contra la dignidad humana y un ejemplo indignante de la competencia económica injusta por parte de China», ha señalado la fuente estadounidense.