Las armas de fuego superaron a los accidentes de automóvil como principal causa de muerte entre los menores estadounidenses con datos oficiales que muestran un fuerte incremento de asesinatos con armas como la masacre en una escuela de Texas que se cobró la vida de 19 niños.
En términos generales 4.368 niños y adolescentes de hasta 19 años murieron por causa de disparos en 2020; una tasa de 5,4 cada 100.0000, según datos del de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Casi dos tercios de las muertes fueron homicidios.
En comparación, hubo 4.036 muertes relacionadas con vehículos; anteriormente la principal causa de muerte en ese grupo etario.
La brecha se fue cerrando desde que en las últimas décadas se mejoraron las medidas de seguridad en el tránsito mientras que las muertes por armas fueron creciendo.
Las líneas de tendencia se cruzaron en 2020, último año del que se disponen datos; un hallazgo encontrado en una carta publicada la semana pasada en la revista New England Journal of Medicine (NEJM).
Los autores de la carta advirtieron que los nuevos datos eran consistentes con otras evidencias de que la violencia con armas aumentó durante la pandemia de covid por razones que aún no están totalmente claras. Advirtieron empero que «no puede suponerse que se revertirá a los niveles pre-pandemia».
Los datos actualizados de los CDC muestran que casi 30% de las muertes fueron suicidios, apenas 3% fueron decesos no intencionados y 2% corresponden a intentos no esclarecidos.
– «Consecuencias mortales» –
Una pequeña cifra fue categorizada como «intervención legal» o autodefensa.
Las muertes impactaron desproporcionadamente a niños negros y adolescentes los cuales fueron cuatro veces mayores a las de niños blancos para los cuales los vehículos siguen siendo su mayor amenaza.
El segundo grupo más afectado fue el de los indoamericanos.
Los varones están seis veces más expuestos que las mujeres a morir.
En lo que hace a regiones, la capital de Estados Unidos, Washington, tiene la mayor tasa seguido por Luisiana y Alaska.
Los datos sirven para destacar que los tiroteos masivos, como el del martes en la escuela de Texas, son apenas una pequeña fracción en el total de niños muertos por armas de fuego.
«Desde los años de la década de 1960, continuos esfuerzos estuvieron dirigidos a evitar las muertes por vehículos a motor», escribieron los autores de otra reciente carta publicada en NEJM y contrastaron la situación con la de las armas de fuego cuyas reglamentaciones, en cambio, has sido atenuadas.
Holden Thorp, editor jefe de la influyente revista Science, publicó el jueves un editorial en el que llamó a investigar más el impacto de las armas en la salud pública para así avanzar en cambios de política.
«Los científicos no deben quedarse al margen y ver cómo otros luchan contra esto» escribió.
«Una mayor investigación del impacto de la posesión de armas en la salud pública dará más evidencias de sus mortales consecuencias», añadió y alegó que enfermedades mentales severas, a menudo consideradas causales de tiroteos masivos, eran prevalentes en niveles similares en otros países que no padecen frecuentes tiroteos masivos.