El Papa ha vuelto a expresar «vergüenza y dolor» durante la tercera jornada de su viaje por Canadá por «el mal cometido por tantos cristianos contra los pueblos indígenas», al tiempo que ha condenado el «deplorable sistema» de los internados para este colectivo, «promovido por las autoridades gubernamentales de la época».
Francisco ha hecho estas declaraciones tras volver a subirse a un avión para poner rumbo a Quebec, donde ha tenido lugar la ceremonia de bienvenida con las autoridades del país en la Residencia de la Gobernadora General de Canadá, en la «Citadelle de Quebec».
Se trata de la residencia oficial de Mary Simon, la primera indígena en ocupar el cargo de gobernadora general de Canadá (la representante de la Reina Isabel de Inglaterra, equivalente a la jefatura del Estado canadiense), un cargo creado hace 154 años para representar a la Reina de Inglaterra en el país norteamericano.
Mary Simon nació en 1947 en una localidad inuit de la región de Nunavik. Trabajó en la radio pública para las comunidades del Ártico y fue presidenta de la organización que representa a los inuit a nivel nacional. También fue embajadora de Canadá en Dinamarca y representante del país en el Consejo Ártico.
Francisco también se ha reunido con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. En su discurso, el pontífice ha deplorado una vez más las políticas de asimilación y desvinculación llevadas a cabo en el país, que incluían el sistema de escuelas residenciales y que dañaron a muchas familias indígenas, minusvalorando su lengua, su cultura y su visión del mundo.
Sobre ellas ha dicho claramente que «estuvieron involucradas varias instituciones católicas locales» y ha expresado «vergüenza y dolor». «Junto con los obispos de este país, renuevo mi petición de perdón por el mal cometido por tantos cristianos contra los pueblos indígenas», ha asegurado.
Y ha agregado: «Si la fe cristiana ha desempeñado un papel esencial en la conformación de los más altos ideales de Canadá, caracterizados por el deseo de construir un país mejor para todos sus habitantes, es necesario, admitiendo las propias faltas, comprometerse juntos a realizar aquello que sé que todos ustedes comparten: promover los derechos legítimos de los pueblos originarios y fomentar procesos de sanación y reconciliación entre ellos y los no indígenas del país».
Para el Papa, es necesario «responder adecuadamente» a los llamamientos de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación, cuya labor arrancó en 2008 para documentar la historia y los impactos duraderos del sistema de escuelas residenciales en Canadá en los niños y sus familias. Entre otros aspectos, brindó a los supervivientes de escuelas residenciales la oportunidad de compartir sus experiencias en reuniones públicas y privadas celebradas en todo el país.
El Papa ha manifestado que la Santa Sede y las comunidades católicas locales «mantienen una voluntad concreta respecto a la promoción de las culturas indígenas, con caminos espirituales específicos y apropiados, que incluyan la atención a sus tradiciones culturales, sus costumbres, sus lenguas y sus procesos educativos propios, en el espíritu de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas».
«Es nuestro deseo renovar la relación entre la Iglesia y los pueblos indígenas de Canadá, una relación marcada tanto por un amor que ha dado grandes frutos como también, lamentablemente, por heridas que nos estamos esforzando en comprender y sanar», ha asegurado.
Del mismo modo, ha criticado «las colonizaciones ideológicas» que también adoptó la Iglesia católica. «Si en su momento la mentalidad colonialista se desentendió de la vida concreta de los pueblos, imponiendo modelos culturales preestablecidos, tampoco faltan hoy colonizaciones ideológicas que contrastan la realidad de la existencia y que sofocan el apego natural a los valores de los pueblos, intentando desarraigar sus tradiciones, su historia y sus vínculos religiosos», ha lamentado.
En este punto, ha señalado que «es trágico cuando algunos creyentes, como ocurrió en ese período histórico, no se adecuan al Evangelio sino a las conveniencias del mundo».
Para Francisco, se trata de una mentalidad que, presumiendo de haber superado «las oscuras páginas de la historia», da cabida a la así llamada «cultura de la cancelación, que juzga el pasado sólo en función de ciertas categorías actuales».
«Así se implanta una moda cultural que estandariza, que vuelve todo igual, que no tolera las diferencias y se centra sólo en el momento presente, en las necesidades y los derechos de los individuos, descuidando a menudo los deberes hacia los más débiles y frágiles; los pobres, los emigrantes, los mayores, los enfermos, los no nacidos… Son ellos los olvidados por las sociedades del bienestar; son ellos los que, en la indiferencia general, son descartados como hojas secas para ser quemadas», ha denunciado.
Y ha recordado la importancia de «promover comunidades humanas que no uniformen, sino que sean realmente abiertas e inclusivas».
Por ello, tras pedir perdón a las Primeras Naciones, Metis e Inuits de Canadá por los abusos sufridos a lo largo de un siglo con la complicidad de la Iglesia católica, el pontífice ha tenido el habitual y protocolario encuentro con las autoridades civiles de Canadá, entre ellas el Cuerpo Diplomático y también los representantes de las poblaciones indígenas.
PEREGRINACIÓN DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS
La jornada de este miércoles precede a su estancia en Edmonton, la ciudad donde aterrizó el avión oficial que lo llevó a Canadá, participando en la tradicional peregrinación de las comunidades indígenas al Lago de Santa Ana, a unos 72 kilómetros de la ciudad canadiense.
La peregrinación, dedicada a la madre de María, es uno de los encuentros espirituales más importantes para las fieles de América del Norte y el Santo Padre, el pasado mes de abril en el Vaticano, al recibir a las delegaciones de los pueblos indígenas, les había expresado claramente su deseo de estar con ellos en esta ocasión.
En silla de ruedas, debido a sus problemas en la rodilla que le impiden caminar, el Papa llegó a un pequeño embarcadero y allí realizó una bendición especial al agua del lago y que los pueblos originarios entendieron muy bien: mirando en dirección este. Así comenzó su bendición de los cuatros puntos cardinales, pues los indígenas rezan tradicionalmente siguiendo el camino del sol.
También bendijo una escultura de la virgen ‘María Desatanudos’, obra del artista canadiense Timothy Schmalz, una alegoría de las dificultades humanas, simbolizadas como cintas anudadas, que la Virgen desata y destraba como una madre que ayuda a sus hijos. Schmalz es conocido en todo el mundo por sus trabajos ‘Jesús sin techo’, presentes en más de 140 ciudades del mundo, y ‘Ángeles sin saberlo’, instalada y bendecida por el Papa Francisco en 2019 en la Plaza de San Pedro del Vaticano.