La peste porcina africana, inofensiva para los humanos pero muy contagiosa entre los animales, progresa a «un ritmo alarmante» en Europa, advierten expertos y responsables sanitarios.
«El número de casos y zonas afectados aumenta a pesar de nuestros esfuerzos, y los países tienen grandes dificultades para controlar y eliminar la enfermedad», constata Gregorio Torres, jefe del departamento científico de la Organización Mundial de la Salud Animal (OMSA), interrogado por la AFP.
Desde principios de año se han detectado un total de 285 focos de peste porcina africana (PPA) en granjas europeas, con cerca de 71.000 casos contabilizados por la OMSA.
El virus circula mayoritariamente en la parte oriental del continente, en Rumanía (197 focos), Moldavia o el oeste de Rusia, donde han detectado cinco nuevos focos la semana pasada.
En Alemania apareció en mayo, en Italia en junio.
Los animales salvajes, como los jabalíes, también contraen la enfermedad y la pueden transmitir de forma incontrolada.
La industria porcina europea, «primer exportador mundial en el mundo, con 5 millones de toneladas cada año», está amenazada, advirtió la Autoridad Europea de seguridad alimentaria (EFSA) a finales de julio.
El ritmo de propagación es «alarmante», explicó la agencia, que ha lanzado su tercera campaña de comunicación en 18 países.
La situación es preocupante en Ucrania, en plena guerra, donde han aparecido tres focos de contagio.
La peste porcina africana es endémica en ese continente. No es transmisible a los seres humanos, pero el virus puede sobrevivir más de dos meses en carnes y charcutería.