El presidente surcoreano, Moon Jae-in, dio hoy por hecho en su discurso de Año Nuevo que la segunda cumbre entre el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, «se va a celebrar pronto».
Moon afirmó en su alocución que el diálogo para lograr la paz y la desnuclearización de la península coreana «sigue expandiéndose en este momento y se acelerará incluso más este año».
«La segunda cumbre entre Corea del Norte y EE.UU. que se va a celebrar pronto, y la visita de cortesía a Seúl del líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, serán nuevos momentos decisivos que consolidarán la paz en la península», aseguró Moon.
Sus palabras llegan después de que esta semana Kim realizara una visita sorpresa a China para reunirse con el presidente chino, Xi Jinping, lo que hace pensar que una segunda cumbre con Trump puede ser inminente después de que Pionyang y Washington hayan mostrado voluntad de celebrarla.
Los tres anteriores viajes de Kim a China fueron, uno de ellos antes de que Corea del Norte participara en los Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en Corea del Sur, lo que abrió las puertas al acercamiento entre Pionyang y la comunidad internacional, y los otros dos justo después de sus cumbres con Moon y con Trump.
Desde esa cita de Singapur, en la que EE.UU. y Corea del Norte acordaron trabajar para la desnuclearización del régimen norcoreano a cambio de que Washington garantice la supervivencia del mismo, el diálogo apenas ha mostrado avances debido a la falta de una hoja de ruta para el proceso de desarme.
Por otra parte, el presidente surcoreano defendió hoy los proyectos de cooperación intercoreana por el impacto positivo que puedan tener para la economía de la península.
Moon admitió que todo está preparado para retomar las operaciones de un polígono industrial y un complejo hotelero situados en Corea del Norte y dijo que su Gobierno «cooperará con la comunidad internacional, incluido EE.UU., para resolver cuanto antes asuntos pendientes como las sanciones internacionales».
La retirada de sanciones -que impiden retomar estos proyectos intercoreanos y que fueron impuestas como castigo a las pruebas de armas norcoreanas- es una de las medidas que reclama Pionyang para lograr avances en el proceso de desnuclearización.
Sin embargo, Washington considera que el régimen debe implementar antes acciones de verdadero calado que garanticen su voluntad de poner fin a su programa nuclear.