Miles de feligreses de la Iglesia Católica se movilizaron ayer en esta capital, Santiago, San Francisco de Macorís, Puerto Plata, La Vega y Mao-Monte Cristi, sumándose a la marcha “Un Paso por Mi Familia”, que expresó por séptimo año consecutivo su rechazo a la despenalización del aborto y cuyo lema este año fue “Salvemos las dos vidas”.
Durante la marcha de la capital, la cual inició en la avenida George Washington con avenida Máximo Gómez, decenas de personas se iban sumando a pie al recorrido en las diferentes intersecciones, mostrando de esa manera su apoyo al principal clamor de la Iglesia Católica: “Que no se despenalice el aborto bajo ninguna circunstancia”.
La marcha estuvo encabezada por monseñor Jesús Castro Marte, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo; monseñor Faustino Burgos, y monseñor Ramón Benito Ángeles, quienes con cada paso que daban confirmaban que no descansarán hasta que en el país se respete totalmente la vida desde la concepción hasta la muerte natural.
A las 10:50 de la mañana, cuando ya todos los presentes estaban organizados en el Parque Eugenio María de Hostos, se presentó una obra de teatro musical, basada en las tres causales, en la cual se defendió la vida sobre todo pronóstico médico o situación que haya provocado el embarazo.
Eucaristía
Durante la concentración en el Parque Eugenio María de Hostos, monseñor Jesús Castro Marte, quien ofició la misa, citó los principales males que afectan al país, tras asegurar que la marcha no es en contra de nadie, sino a favor de Jesús.
“La marcha es un llamado a la esperanza, porque nos motiva a mirar hacia un futuro esperanzador”, expresó.
Lo primero que manifestó es que se debe respetar la vida desde la concepción hasta la muerte, “porque no puede ser aceptado bajo ningún motivo quitarle la vida a una criatura”.
“La familia debe ser respetada, porque olvidarse de la familia es olvidarse de Dios, es por eso que pedimos al Congreso que no se olviden de los niños y niñas, quienes son los más pobres porque no tienen ni voz ni voto para defenderse”, precisó Castro Marte.
Aseguró que los niños no están solos, porque la mayoría de la sociedad está dispuesta a defender la vida desde la concepción hasta la muerte.
También consideró que la corrupción humana, no solo política, es el cáncer que más afecta a la sociedad; la ideología de género es una bomba que pronto destruirá muchas familias y la inmigración, el desempleo y el consumo de drogas, son otros problemas que afectan al país.
“Otro de los problemas que nos afectan es la violencia contra la mujer, quienes son maltratadas y humilladas, a veces dentro del mismo círculo familiar, por eso llamamos a implementar la ternura en vez de la violencia”, puntualizó.
Dijo que la marcha está centralizada en el don de la vida, pero de dos vidas, la de la madre y la criaturita.
En tanto, monseñor Benito Ángeles manifestó que Un Paso por Mi Familia es un momento de exaltación de la familia conformada por padre, madre e hijos.
“También es un llamado a toda la familia y legisladores de que hay que tener un respeto por la dignidad de la mujer, de la niñez, de hombres que quieren una sociedad armónica, integrada y responsable”, precisó.
El manifiesto concluyó pidiendo a la sociedad dominicana, padres de familia y educadores a estar muy alertas a los que introducen a los niños desde la infancia a la promoción de una sexualidad disociada de la realidad biológica y que promueve la experimentación temprana.
LA PENALIZACIÓN TOTAL DEL ABORTO
LECTURA MANIFIESTO: En el Parque Eugenio María de Hostos se leyó un manifiesto de cinco puntos, entre ellos que el Poder Legislativo reconozca el derecho a la vida, “porque no hay ningún otro derecho que esté por encima”.
El segundo punto es que el Poder Legislativo estudie, redacte y promueva un nuevo Código Penal necesario para dotar al país de un marco jurídico actualizado, que promueva una adecuada aplicación de la justicia y dentro de ella mantenga la penalización total del aborto.
El tercer punto fue dirigido para que el Estado dominicano promueva y ponga en funcionamiento centros de atención a la mujer embarazada, para que puedan recibir apoyo médico, emocional y económico, en casos especiales, y nunca crear espacios que faciliten el aborto.
Asimismo, que sea honrado el derecho natural de los padres o tutores a escoger el tipo de educación sexual para sus hijos. El tipo de educación que reciben los menores de edad a su cargo y participar activamente en ella.