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jueves, noviembre 21, 2024

Ensayo sobre la literatura popular y tradicional.

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Ponernos en contacto con las acciones que desde sus orígenes ha realizado el hombre, es indudablemente revivir desde los más profundos escombros aquellas raíces que nos identifican como verdaderos representantes del pueblo y su cultura.

La literatura popular hace referencia a una clase de textos narrativos caracterizados por su aceptación general por el gran público, constituyendo una forma barata y extendida de entretenimiento. Como género, esta nomenclatura engloba la vasta producción literaria que se da en el siglo XIX y buena parte del siglo XX, principalmente en Francia, España, México y otros países de América.

La literatura popular es una forma de literatura que nace en el siglo XIX, donde los grupos dirigentes de las clases proletarias introducen expectativas inéditas a los nuevos lectores. Surgen así hábiles empresarios del mundo editorial que se adaptan a las nuevas posibilidades técnicas y comerciales.

La literatura tradicional es el repertorio que engloba el conjunto de las obras literarias que se transmiten de forma oral, anónima y con variantes en el seno de una comunidad. Se identifica con la parcela de la literatura oral o de la literatura popular que mayor aceptación y arraigo alcanza dentro de una comunidad, en el seno del pueblo. La literatura tradicional es, casi siempre, creación y repertorio genuino del pueblo.

Una de las más antiguas publicaciones de tipo popular fueron los almanaques. En su origen estaban destinados a ocuparse del tiempo y la meteorología; luego se transformaron en pequeñas enciclopedias que trataban temas variados: noticias, anécdotas, consejos y que en muchos caos desempeñaban el papel del libro único; es decir, eran el único libro que había en las casas pobres.

La literatura puede producirse y transmitirse entre distintas generaciones de diferentes maneras. También puede nacer con objetivos distintos, diferentes «público objetivo». De hecho, una de las distinciones más habituales a la hora de clasificar diferentes tipologías literarias es la que diferencia la literatura popular de la literatura culta.

La literatura culta es aquella que desde su nacimiento se ha transmitido en forma escrita e inalterada, pues se considera de gran valor artístico, y su autoría se respeta y venera. Las obras de Cervantes o Shakespeare, las de Borges, Melville o Proust, son obras cultas.

Por otra parte, existe otro tipo de literatura que generalmente se conoce como popular; otras veces como tradicional. Esta literatura no por perder el marchamo de «culta» ha de tener menos calidad. La diferencia no es cualitativa, sino de objetivo, producción y transmisión.

Esta literatura popular, más que a un autor en concreto, pertenece y es obra del folklore y de la cultura tradicional, de la misma manera que sus fiestas, rituales, creencias y costumbres.

Cuenta con una serie de características propias:

Durante mucho tiempo perteneció al mundo de la tradición oral exclusivamente. Antes de que se generalizara la producción escrita y ésta le diera importancia a la autoría, las obras se transmiten oralmente de generación en generación, y entre una y otra estas historias se podían cambiar y actualizar. Todo ello reafirma el sentimiento popular de estas obras, en cierto modo, pertenecían al pueblo y no a un único autor.

Se trata generalmente de historias breves y sencillas, si bien pueden contener una excelente calidad poética y unos valores atemporales.

En cuanto a las temáticas más habituales, este tipo de obras suelen hablar de temas amorosos, de la desazón del desamor, de la alegría producida por la llegada de las primavera y el final del invierno, así como de aventuras de héroes que recorren grandes distancias en busca de nuevos retos y desafíos.

En cierto sentido, estos temas no son propis únicamente de la literatura popular. Muchas veces, de hecho, la literatura culta se ha alimentado de ella y ha adaptado las temáticas para crear a partir de ellas una nueva visión, desde el punto de vista personal de un autor determinado, de esos mismo temas. Quijote de Cervantes no parte sino de las populares historias de caballería, por tener tan solo un ejemplo bien conocido.

El interés por la literatura popular como arte del pueblo y exponentes de su voz autentica surgió en Alemania con el romanticismo (siglo XIX) y su teoría sobre el alma única e individual de cada pueblo. El movimiento romántico hizo surgir un fuerte interés por recopilar lo popular, por estudiarlo, y también por escribir imitando el estilo popular.

Antes de inventar la escritura, el hombre desarrolló la habilidad para hablar. Por lo mismo, en sus comienzos toda la literatura fue oral, es decir, transmitida de generación en generación por medio de la palabra. Se puede decir, por ello, que el primer soporte de la literatura fue la palabra.

Luego de siglos de oralidad, el hombre inventó la escritura, un segundo soporte, que permitió transmitir con mayor fidelidad conocimientos considerados importantes y obras a las que se les reconocía calidad artística.

El habla fue compartida por todos. No así la escritura, que durante milenios se conservó como patrimonio de unos pocos, las llamadas clases cultas de la sociedad, sobre todo las clases sacerdotales. Se convirtió, por lo mismo, en fuente de poder.

El surgimiento de la escritura no eliminó la literatura oral. Esta siguió creándose y transmitiéndose, aunque opacada o ahogada por la palabra escrita. Así es como, junto a la literatura culta- escrita, inalterable y de autor generalmente conocido-, hasta el día de hoy corre otra paralela, en prosa y verso, llamada literatura popular o tradicional, que muestra a veces una extraordinaria calidad artística.

Entre ambas tipos de literatura existen vasos comunicantes, por lo que no es extraño encontrar en la literatura culta obras que han recibido su inspiración inicial en la literatura popular. Tal es el caso de gran parte de la poesía del español Federico García Lorca, entre otros.

La literatura oral pertenece al folclor, es decir, al saber tradicional del pueblo. Además de las costumbres, los juegos, las fiestas y las creencias, incluye como aspectos destacados los mitos, proverbios, adivinanzas, canciones, historias cómicas y picarescas, cantos infantiles, romance, relatos inspirados en hechos de actualidad, cuentos, leyendas, entre otros.

Este folclor literario es una de las más completas manifestaciones de la cultura y el modo de ser del pueblo. No porque lleve el apellido popular significa que sea desdeñable. Un solo ejemplo, «antes de ser un libro fueron una tradición y tuvieron una vida independiente del siglo escrito» (Rafael Cansinos Assens).

Si bien la literatura popular fue fundamentalmente oral, existió un conjunto de textos y obras impresas cuya producción y consumo estaban fuera de las estructuras de la cultura letrada. Es la literatura escrita que aparece desde los primeros tiempos de la imprenta, dirigida a un público popular.

El pueblo siente un cierto temor reverencial frente a la obra de autor (la literatura culta), no así frente a la literatura popular. Pese a que puede hacer suya y popularizar la obra culta de muchos escritores consagrados, no suele alterarla con su difusión u es fiel a su reproducción original. Sin embargo, la literatura que el pueblo considera propia por pertenecer a su tradición queda sometida a los vaivenes de la imaginación y del ingenio, y a las necesidades expresivas de la comunidad autónoma autora de sus variantes (diferentes versiones), siendo por lo tanto y esencialmente su carácter oral lo que aglutina a toda la literatura popular.

Cuando se habla de pueblo, hay que entenderlo en su acepción más amplia y noble, acepción que integra desde la pequeña burguesía local hasta el mendigo, y desde los niños hasta los ancianos. La literatura popular es la que transmite a niños y jóvenes la experiencia adulta de generaciones y generaciones incorporadas al lenguaje, introduciéndolos en la palabra, en el juego lingüístico y en la belleza de la expresión propia de la cultura de la colectividad en que se encuentran inmersos. Por eso decía el poeta español Antonio Machado en relación con el romancero de transmisión oral: «¿Queréis conocer la historia de un pueblo? Ved sus romances. ¿Aspiráis a saber de los que es capaz? Estudia sus cantares».

El cuento ha tenido más transcendencia que la novela. El aporte de Juan Bosch, maestro del género en Hispanoamérica, ha sido fundamental. El escritor y político escribió tres significativas colecciones de cuentos tituladas Cuentos escritos antes del exilio, Cuentos escritos en el exilio y Más Cuentos escritos en el exilio. El cuento moderno se inicia en la segunda fase del siglo XIX, es decir, tardíamente, a juzgar por otros países.

Durante décadas, los intelectuales dominicanos han tenido en el ensayo un escenario que han ampliado y desarrollado con talento. Destacando los ensayos políticos de los independentistas, los conservadores y los restauradores. Uno de sus mejores exponentes en la arena internacional fue don Pedro Henríquez Ureña, reconocido autor de ensayos académicos sobre temas literarios.

La pasión local por los temas históricos, sobre todos los que abordan el tema de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo y otros episodios políticos transcendentales, ha influido en el desarrollo de historiadores de fuste en diferentes épocas de la Republica.

La fundación Corripio y la Secretaria de Estado de Cultura otorgan cada año el premio nacional de literatura para reconocer el quehacer literario en el país.

La literatura popular se considera como aquella que surge del «gusto popular», es decir, de las entrañas del pueblo y que se nutre de sus vericuetos, creencias, folklore, idiosincrasia etc. Sobre todo, la literatura popular da voz a ideas y experiencias propias de la experiencia social y colectiva. Se dice «popular» porque si bien no es valorada de acuerdo a los estándares academicistas o sus obras y autores no existen dentro de un canon de libros y autores por otra parte es altamente valorada por una riqueza que oscila entre valor documental, pasando por mitología hasta etnológico.

Esto último quiere decir que es un elemento importante para conocer todas las ideas y cambios que se gestan dentro de una región geográfica o grupo social. La literatura popular tuvo su origen en la tradición oral; por tanto se debe incluir desde relatos mitológicos, pasando por refranes hasta canciones. La literatura indígena es otro buen ejemplo. También se considera literatura popular a aquélla de consumo masivo como libros de moda.

En la literatura tradicional engloba el conjunto de obras literarias que se transmiten de forma oral, anónima y con variantes en el seno de una comunidad. Se identifica con la parcela de la literatura oral o de la literatura popular que mayor aceptación y arraigo alcanza dentro de una comunidad, en el seno del pueblo. La literatura tradicional es, casi siempre, creación y repertorio genuino del pueblo

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