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lunes, noviembre 25, 2024

Reflexiones de actualidad política (OPINION)

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POR JULIO A. Altagracia G.

En República Dominicana nunca como ahora había sido tan imperativo aclamar la reelección presidencial

En los primeros meses del año 2020 y en ocasión del desorden que abortó las elecciones municipales, entre otras cosas, como fueron las acciones escenificadas en el Congreso Nacional, tratando de modificar, a la mala, la Constitución de la República, para imponer a la fuerza la reelección presidencial del presidente Danilo Medina, el Partido Verde de la Unidad Democrática (PVUD) entró en un proceso de reflexión que concluyó con el abandono de más de 23 años consecutivos de alianza política con el PRD, y apoyar las candidaturas del PRM, con Luis Abinader, a la cabeza, hecho que se oficializó en un acto público, simbólico, encabezado por el Lic. José Ignacio Paliza, en plena pandemia, y en un manifiesto al país, exponente de las razones que nos indujeron a tomar esa decisión.

Hoy, a dos años y medio, aproximadamente, de la gestión de gobierno del Presidente Luis Abinader y contemplar sus logros en todos los órdenes y a la vista de todos, así como las circunstancias muy adversas en la que asumió su mandato y se ha desenvuelto, nos conduce a valorarlo con notas sobresalientes y sentirnos profundamente orgullosos y ver en él la persona más idónea para transitar y conducir los destinos del país en momentos tan tortuosos y difíciles que vive el mundo, sin que se perciban soluciones a corto plazo, y de los que nuestro país no está exento.

Luis Abinader

Por otro lado, cuando observamos y comparamos el menú de las ofertas de las posibles candidaturas presidenciales en principales partidos políticos del país, para las próximas elecciones de mayo del año 2024, no queda espacio para advertir otra cosa que no sea la enorme diferencia entre la figura del Presidente Abinader, con su fructífera impronta, en tan poco tiempo, que lo separa y agiganta en dimensiones desproporcionadas de sus posibles contendores.

En línea con lo anterior, en nuestra organización política hemos advertido que un porcentaje muy elevado de dominicanos de todos los niveles sociales, expresan abiertamente y con frecuencia, su reconocimiento público a la conducta y obra de gobierno del Presidente Abinader, así como su disposición de votar nuevamente por, si este optara por buscar la reelección, al entender que sería lo más conveniente para el país.

Las apreciaciones expuestas más arribas nos llevan a considerar que la reelección del presidente en los momentos y circunstancias actuales, constituye una conveniencia nacional que debe ser aclamada cívicamente por todos los sectores del pueblo dominicano, en interés de salirle al paso a pretensiones encabezadas y dirigidas por figuras de la oposición, cuyos historiales son de recientes vivencias y que se airean en estos momentos en tribunales y medios de prensa,  que de repetirse pudieran conducirnos al colapso de nuestras instituciones y de la democracia.

El Presidente Luis Abinader, lo ha hecho bien desde el principio, poniendo al país como su principal obligación, con éxitos en todos los órdenes y se ha crecido en el manejo pulcro de todas las dificultades que le ha tocado enfrentar, y aun cuando no pretendemos en modos algunos, considerarlo como un predestinado, si debemos valorar los hechos y circunstancias de haber estado en esa posición en momentos que la nación requería con urgencia un cambio drástico de rumbo, y él ha tenido la visión, la capacidad y la voluntad para hacerlo, sin temor ni vacilación y desprendido de cualquier interés personal, condiciones todas estas que debemos verlas y aprovecharlas  como una oportunidad que las circunstancias nos han brindado.

Somos honestos y sinceros al reiterar que en las presentes circunstancias en la República Dominicana, nunca como ahora había sido tan imperativo asumir conciencia clara de la conveniencia de promover, aclamar y lograr la reelección del Presidente de la República, tomando en cuenta, entre otras cosas, las incertidumbres y peligros que nos asechan, provenientes de lo que acontece en gran parte de nuestro entorno cercano y la turbulencia de la Geopolítica Global, junto a las debilidades que representan las otras opciones electorales a la vista, lo que nos conduce a proclamar “Que Dios Nos Libre De Mirar Hacia Atrás».

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