Este sábado 25 de marzo se cumplirán 159 años del retorno (en 1864) del patricio Juan Pablo Duarte a la patria, por Montecristi, y, por una feliz coincidencia, también será el 128 aniversario de la firma del Manifiesto de Montecristi (en 1895) por Máximo Gómez y José Martí.
Quiere decir que el 25 de marzo es una fecha memorable no sólo para Montecristi, una pequeña ciudad sobrecargada de historia, sino también para República Dominicana y Las Antillas y por extensión para Latinoamérica y el Caribe. Debería ser un día de fiesta o regocijo nacional.
Sin embargo, la costumbre ha sido que apenas es recordado este día en la Línea Noroeste, a pesar de su extraordinaria trascendencia.
Deberían hacer algo las autoridades, incluido el presidente Abinader, para festejar el 25 de marzo en RD de acuerdo con su importancia histórica.
Este viernes y sábado se realizará en Santo Domingo la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes/as de Estado, momento
propicio para proyectar estos acontecimientos en todo el ámbito nacional e incluso más allá de nuestras fronteras.
La Independencia Nacional y la Restauración de la República estimularon las luchas de los pueblos de Cuba y Puerto Rico, últimas colonias españolas, especialmente en el año 1868 con proclamas independentistas en ambos territorios. En Cuba combatieron durante años decenas de dominicanos, de los cuales el más sobresaliente fue Máximo Gómez.
Duarte no pudo ver realizado su deseo de combatir con las armas en las manos por la Restauración de la República, por diversas circunstancias, pero de la experiencia vivida aquí concibió la famosa carta del 7/3/1865, enviada desde Caracas, en que desarrolló a plenitud su pensamiento auténticamente nacionalista y precisó que la soberanía nacional debe defenderse frente a cualquier poder extranjero, mencionando explícitamente a España, Haití, Francia, Inglaterra e incluso Estados Unidos, porque ya se escuchaban fariseos que clamaban por un protectorado como lo intentó Buenaventura Báez.
Recordar el retorno de Duarte a la patria y su carta magistral es revitalizar su nacionalismo INTEGRAL. Y el Manifiesto de Montecristi fue posible firmarlo aquí, como expresión del pensamiento antillanista, precisamente porque antes hubo Independencia Nacional y Restauración de la República.