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miércoles, noviembre 6, 2024

Israel y el pueblo palestino: entre las patas de los caballos

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En el año 2012, y con este titulo The Gatekeepers, Dror Morah y un grupo de franceses, israelies etc. produjeron un documental que recoge la historia operacional del Shin Bet (la Shabat israelí) que está encargada de la seguridad dentro del territorio.

El documental consta de 6 entrevistas a exjefes del Shin Bet, algunas animaciones, material de archivo, numerosas confesiones, una buena dosis de cinismo y, sobre todo, una explicación de como los políticos se relacionan con los oficiales que ejecutan el trabajo de investigar, perseguir, arrestar, torturar, asesinar y también reclutar como espías a los palestinos prisioneros.

¿Por qué es importante recordar ahora ese documental de casi dos horas de duración? ¿Acaso por el fracaso en anticipar y prevenir la ofensiva de Hamas? ¿Por los miles de muertos de ambos bandos que contar antes de que concluya la primera semana del ataque? La respuesta a todas las preguntas es un ubicuo sí y no.

El debate ciudadano en Israel es entre: los que abogan por el exterminio total de los palestinos como recurso que debería proporcionales seguridades absolutas versus los que entienden que, tras alcanzar reconocimiento, seguridad, prosperidad y estatura internacional, ese curso de acción: el exterminio, además de irrealizable es contraproducente.

Piensan que son suficientemente fuertes como para permitirse negociar una solución de la cuestión palestina. Esta facción ha estado en clara minoría y sin una expresión política propia porque el antiguo laborismo israelí es tan inepto e incompetente como corrupta es la derecha de Netanyahu.

Ahora, Israel y el pueblo palestino están metidos de lleno entre las patas de los caballos. Hamas no tiene nada que perder excepto la vida y, la que les permite el racismo, la opresión, el despojo y el apartheid israelí, no vale la pena. Estoy completamente seguro de que los palestinos de Gaza, los de Cisjordania y los del sur del Líbano saben perfectamente bien los riesgos del accionar y lo apoyan en cuerpo y alma y es comprensible que así sea.

Israel ha reservado una vida de mierda para los palestinos. Tan mala y oprobiosa es que no vale la pena vivirla. Morir lleno de odio y rencor, pero peleando es mejor a esperar que te maten. La causa palestina no muere en Gaza ni siquiera si la arrasan para que ni la yerba crezca.

El problema de Israel es que los hombres que tienen en sus manos la tarea de ejecutar el trabajo sucio no están ya motivados por el discurso ni el accionar de esos políticos. Vivir rodeados de enemigos, pendientes siempre de la amenaza y asumiendo el trabajo de matar niños, mujeres y jihadistas no es apetecible y es además un peligro existencial, algo que carece de sentido.

De hecho, hay motivos para pensar que una parte de ese descontento esté relacionada con el ataque de Hamas y tampoco tengo duda alguna de que, este ataque de Hamas tendrá una trascendencia local y global comparable con los ataques del Al Qaeda de 9/11 del 2001.

Las miserias que esperan a los palestinos en su tierra tanto como el infierno que viven ahora llena de luto a ese pueblo y a muchos millones de personas en todo el mundo; debe horrorizar a una parte del pueblo judío en cuyo nombre se cometen estos crímenes y pueden todos apostar que no traerá la paz sino un nueva etapa de guerras.

Pero el ataque de Hamas demuestra que Israel se enfrenta a una población forjada en la humillación y la desgracia, victima ancestral de abusos, pero convertida en fuerza vengadora cada vez más resuelta, efectiva y capaz.

Israel, que ha perdido la mística del perseguido que una vez le sirvió para despertar simpatías es hoy día un actor geoestratégico importante pero en un mundo que se derrumba. Por lo tanto, la causa palestina tiene futuro.

El nazi fascismo israelí, esa cultura que convirtió a víctimas en victimarios, fracasará. Sin embargo, yo me identifico plenamente, simpatizo y respeto con el pueblo palestino y estoy de su lado, aunque estuviera convencido de que su lucha está condenada al fracaso. Es un asunto, una cuestión de justicia.
jpm-am

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