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jueves, noviembre 21, 2024

Algo más que dar clases

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En el estado actual de la familia dominicana, estremecida o fracturada por crisis que van desde las precariedades económicas a frágiles relaciones de pareja hasta la ostensible pérdida de autoridad de los padres, el espacio para rescatar los valores morales se va diluyendo progresivamente.

Tal vez el único y más apropiado reducto que nos queda para librar la batalla de hacer resplandecer esos valores con los mejores principios de la educación moral y cívica, es la escuela, más allá del trabajo que hacen las iglesias para modelar las mejores conductas humanas ante tantas tendencias que las deforman.

Son los maestros, portadores de las claves de la enseñanza, quienes pueden asumir una responsabilidad que han dejado de cumplir los padres, tanto por culpa de los divorcios o las rencillas entre parejas, o por causa de feminicidios, para inculcar en los niños y adolescentes que son sus alumnos las premisas del respeto a la ley, a los mayores, a las más puras tradiciones culturales de la sociedad dominicana y, desde luego, el amor a la patria, a la que deben servirle siempre.

Estos valores, desafortunadamente, no los incuba ya la familia, en sentido general. Porque se ha abierto demasiado la brecha de comunicación y de coexistencia entre padres e hijos.

Los primeros, en gran medida, se han rendido ante las tendencias que alientan la temprana emancipación de los hijos, aunque sean menores, y parecen abandonarlos a su suerte, y estos últimos no son muy dados a escuchar ni cumplir con los consejos que pudieran darles los mayores para evitarles severos tropezones en la vida y desviarlos de los malos caminos de la delincuencia, el consumo de drogas y otras adicciones peligrosas.

Los maestros deben entender que sobre ellos descansa ahora el rescate y la defensa de los valores de la mejor conducta, a través de una doctrina del servicio al prójimo y a la patria, y que su misión ahora no es únicamente dar clases, sino la de convertirse de alguna manera en los padres que ya muchos de sus alumnos perdieron en medio de la vorágine que cada día fragmenta la familia, el principal núcleo de nuestra sociedad

DIARIO LIBRE

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