La invención del internet ayudó a la humanidad a mejorar la comunicación, acortar la brecha de información y a crear la base de datos más grande en la historia de la humanidad, que nos lleva a preguntarnos sobre quién es el dueño de la información que colocamos en la red.

Es necesario conocer la diferencia entre información personal y privada. La primera se refiere a la información del usuario como su dirección, tipo de carro que utiliza o gustos. Por otro lado, la información que se cataloga como privada es aquella como los registros médicos, financieros y toda aquella data que esté regulada.

Por esta razón las informaciones disponibles en la web no son consideradas como privadas, debido a que la “World Wide Web” o WWW es considerada como una fuente pública de redes autónomas interconectadas, según establece Hans Klein en “Gobierno sin el Estado Nación”.

Pero con el paso del tiempo ha evolucionado la interacción entre la red y los usuarios; en pleno 2018, la humanidad comparte más información que nunca. Datos publicados por el medio The Guardian aseguran que cada día Facebook Messenger y WhatsApp gestionan más de 60 mil millones de mensajes.

Pero, ¿qué derechos tienen estas empresas sobre estas informaciones públicas?

Facebook, la red social más grande, con una cantidad de usuarios que sobrepasa los más de dos mil millones de usuarios registrados, explica a sus usuarios en su documento de registro de más de 14 mil palabras, que la empresa tiene permiso de utilizar la información publicada en su plataforma digital para sus propias promociones.

Esta política es también emulada por otras grandes empresas tecnológicas como Google o Acxiom, lo que llevó a la creación de otro tipo de negocio como lo es el de las ventas de información de usuarios para usos comerciales.

En los Estados Unidos existen leyes que protegen los datos de los usuarios en diferentes sectores como los bancarios, de salud, pero todavía no existe una ley como tal que proteja los datos de los usuarios en la web para fines comerciales.

Sin embargo, recientemente se ha debatido sobre la posibilidad de regular el internet y el uso y protección de datos de empresas como Facebook y Google.

En 2016, la Unión Europea aprobó la Ley de Protección y Regulación de Data Personal o GDPR por sus siglas en inglés, establece que toda información personal recolectada necesita de la aprobación del usuario, y que si esta es usada para fines comerciales puede ser objetada.

Además, podrían multar a las empresas que recaigan en este delito con hasta un 4% de las ganancias anuales de la compañía.

Pero países como China o Corea del Norte han tomado medidas más extremas al prohibir el uso de páginas web como Facebook, por considerarlas como intrusivas.

En República Dominicana existe la Ley No. 172.13 de la protección integral de los datos personales asentados en archivos, registros públicos, bancos de datos u otros medios técnicos de tratamiento de datos destinados a dar informes, sean estos públicos o privados; la cual garantiza que no se lesione el derecho al honor y a la intimidad de las personas y que también facilite el acceso a la información que sobre si mismas se registre.

La cual especifica en el Artículo 5, sección 3, que “cuando se recaben datos personales que requieran del consentimiento del titular de los datos, para que se les pueda dar el tratamiento de datos o ser cedidos después de obtener dicho consentimiento, se deberá informar previamente, a por los menos uno de los titulares de los datos, en forma expresa y clara la finalidad para la serán destinados, la existencia del archivo y su domicilio responsable y la posibilidad del interesado de ejercer acceso, rectificación y supresión de los datos.

Mientras que en la sección 5 especifica que el responsable del archivo de datos personales deberá adoptar e implementar medidas de seguridad para salvaguardar los datos de carácter personal.

Sin embargo, la República Dominicana no cuenta con una ley que regule la información recolectada a través de la internet por empresas de tecnología para uso comercial. Con este tema se abre el debate de si la internet debe de ser regulada o no.

En la actualidad, las redes sociales permiten a las empresas y marcas obtener información valiosa sobre el consumidor. Mientras en la publicidad del pasado había que dedicar gran cantidad de  tiempo a estudiar a las personas para saber lo que estas querían, hoy día se puede saber con exactitud lo que cada una necesita.

Aunque la difusión en estos medios busca más generar presencia de marca y no necesariamente llevar a los clientes a las tiendas para adquirir un producto, estas plataformas son altamente positivas siempre y cuando se usen de manera correcta, porque de lo contrario pueden ser peligrosas.

Según la experta en publicidad y social media Gaby Castellanos, el primer error que normalmente cometen las marcas cuando se habla de redes sociales es que dan por hecho que el consumidor “es tonto y da igual lo que piense”.

Y es que efectivamente antes, en cierto sentido, no importaba, porque no se podía obtener una respuesta directa por parte de ellos. Eso ha cambiado bastante en los últimos años, gracias al acercamiento que permiten estas plataformas, donde pueden hacerse cometarios positivos o críticas hacia una empresa con solo disponer de un teléfono móvil e internet.

Saber diferenciar. 
No todo el que tiene influencia en las redes sociales es popular; no todo el que es popular es influyente y mucho menos un líder de opinión.

¿Cómo ganar consumidores en las redes sociales?
Si bien es cierto que la estrecha relación entre marca y consumidor es solo uno de los tantos beneficios que han aportado las redes sociales al desarrollo de las empresas, todavía hay quienes se resisten a envolverse en este mundo. Esto puede deberse a que así como llegan los cometarios positivos, también se reciben críticas que muchas veces no se saben manejar.

Para sobrellevar estas situaciones de forma correcta, lo mejor es aceptar las críticas e incluso pedir disculpas al consumidor si es necesario. Eliminar los comentarios nunca es una buena opción, ya que eso solo generará un disgusto mayor.

“Toda persona que se expone públicamente recibe un feedback o una respuesta. No importa cuál sea la reacción (positiva o negativa) hay que estar abiertos a cualquiera de las dos, porque  vivimos en un mundo libre donde cada quien puede expresar su parecer”.

La aclaración fue hecha por la publicista y líder de la revolución digital en Hispanoamérica Gaby Castellanos, durante un encuentro realizado en el Congreso de Mercadeo Mercadexpo, que desarrolla la Universidad Iberoamericana (Unibe).

Aprovecha para diferenciar entre seguidores y consumidores, términos que con frecuencia son confundidos, pero que según su criterio son muy diferentes, puesto que conseguir un consumidor tiene un costo que se resume en trabajo duro y se necesita un equipo inteligente que trabaje para eso.

“La gente se enfoca mucho en aumentar los seguidores, lo que es muy tonto. Lo importante es aumentar los consumidores”, aclara Castellanos, quien a la vez expone que una cuenta con mil personas que aman tu marca es mucho más valiosa que una con un millón que solo están por estar.

Lo que sucede con esas mil personas es que, aunque a simple vista parezcan pocas, estas le dirán a otras mil y así sucesivamente, lo que ella define como de boca a boca, logrando al final tener una gran cantidad que resulta valiosa, porque se trata de personas  a las que de verdad les interesa el producto.

Para la valoración del engagement, que en el vocablo de los medios sociales hace referencia a la capacidad de conexión que se logra entre la marca y las personas, el orden de valor es cómo se comparte el contenido o cómo se interactúa con él, qué reacción produce en la persona y por último los ‘me gusta’ que obtengan, aunque este último ha perdido su importancia porque ya la gente da ‘me gusta’ incluso sin ver el contenido.

Esa conexión solo se logra cuando se analiza y estudia el consumidor, ofreciéndole lo que necesita siempre tomando en cuenta que lo importante es la calidad, no la cantidad, realidad que piensa que las empresas dominicanas aún no terminan de entender.

Según la experta, subir demasiado contenido a las redes es un claro ejemplo de que ofrecerle al consumidor información de manera desmedida solo provoca una saturación. Esto posteriormente lleva a que a las personas les deje de interesar el contenido que publican, aunque sea valioso.

Otro punto importante es saber identificar el público específico al que se dirige y a partir de eso saber cuáles son los medios digitales que más frecuentan para poder abordarlos.

“El hecho de querer estar en todas las redes o medios porque están de moda no es una buena opción ya que lo principal no es estar sino saber dónde te necesitan para estar ahí”.

En cuanto al sector educativo, considera que no es suficiente estar en una plataforma de impacto en la juventud, sino también utilizar un lenguaje llano que vaya acorde con la forma en la que los jóvenes se comunican.

“Las academias piensan que utilizar términos rebuscados es sinónimo de formación, pero es todo lo contrario. La formación se basa en la cercanía, por lo que hay que ir a su terreno para poder entenderlos y atenderlos”, resalta Castellanos, quien es enfática al decir que con todos los elementos disruptivos que existen en las redes hay que aprender a manejar el entorno para poder conseguir el foco de este segmento de la población.

Concibe que lo que hace falta para que el país esté a la altura de otros más desarrollados en la materia es valorar a los consumidores más que simplemente preocuparse por los números.

“El mundo cambia todos los días, lo que hay que asumir es el reto de adaptarse. Hay que estar en constante aprendizaje e ir renovándose y estar al día”.

NO TODOS NECESITAMOS SER VISIBLES
De acuerdo con Castellanos, para ser una marca o persona exitosa hay que tener un valor diferencial que lamentablemente no todos aportan hoy día. Es por eso que hay tanta gente que más allá de ofrecer algo productivo hace escándalos para recibir atención.

Hay que entender que el protagonismo no es necesario para ser exitoso. “El objetivo, dice, no debe ser la fama o ser popular, porque eso es pasajero. Lo que debe buscarse es ser reconocido por el talento, las capacidades y las habilidades”.

Del igual forma, a raíz del auge que han tenido los distintos medios de difusión digital, muchas personas han decidido crear sus propios proyectos, lo que evalúa como positivo. Sin embargo, esto no quiere decir que si no te sumas a esa ola, no sirves para nada.

“La vida le asigna a cada ser humano diferentes talentos y esos talentos hay que aprovecharlos. Así como hay gente que lidera, hay otros que acatan órdenes o que producen, y hacer una o la otra no nos hace mejor que nadie”.