El presidente Luis Abinader arriba este lunes a sus primeros 100 días en el poder empeñado en reducir el contagio por coronavirus y en relanzar la economía de mayor crecimiento de América Latina hasta que la pandemia se expandió por el país en marzo pasado.
Abinader encabeza desde el 16 de agosto junto al Partido Revolucionario Moderno (PRM) un «gobierno del cambio» tras 16 años consecutivos de administración del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que acudió a las elecciones de julio dividido y con un evidente desgaste.
Este economista y empresario acaudalado de 53 años, quien afirmó haber recibido un país «quebrado», ha lanzado toda suerte de programas en los sectores productivo, industrial, asistencia social, salud y turismo, la principal fuente de riquezas de la nación caribeña, cuya economía, debido al azote mundial de la covid-19, acumula un desplome del 8,4 % hasta agosto.
LA COVID Y LA ECONOMÍA
La enfermedad, que ha causado más de 2.300 muertes en la nación, ha obligado a Abinader a prolongar el estado de emergencia y el toque de queda, que ya estaban en vigor a su llegada.
El escenario sanitario también ha llevado a atrasar más de dos meses el inicio del año escolar y a impulsar un complejo proyecto de educación virtual, del que aún queda por ver cuáles serían sus resultados en un país con dificultades de conectividad.
El locuaz gobernante, que ha hecho apariciones públicas prácticamente cada día, ha expresado reiteradamente que su prioridad es la salud y la creación de empleos, asegurando que «tiene bajo control el coronavirus».
Afirma que ya se han recuperado alrededor de 600.000 puestos de trabajo de las más de 800.000 personas canceladas o suspendidas en el sector privado a raíz de la pandemia.
Sin embargo, el sector turístico continúa con caídas mensuales superiores al 70 % en recepción de viajeros extranjeros.
ALTA POPULARIDAD
Tras cien días en el poder, el 70 % de la población califica el desempeño de Abinader como «muy positivo», según una encuesta de la firma Gallup publicada este lunes por el diario Hoy.
Entre las iniciativas que han tenido buena acogida se encuentra la decisión de nombrar una fiscalía «independiente», los gestos de cero tolerancia hacia la corrupción y la política de ahorrar gastos superfluos.
El propio gobernante anunció que renunciaba a sus gastos de representación y que su salario de algo más de 26.000 dólares lo donará a «diversas causas sociales» cada mes.
También se ha recibido bien su decisión de mantener los programas de ayuda social implementados por el Gobierno anterior para ir en auxilio de las pequeñas y medianas empresas, así como de centenares de miles de hogares de bajos recursos y de trabajadores informales.
PRIMERAS POLÉMICAS
Abinader tuvo su primer gran tropiezo como gobernante al enviar al Congreso el presupuesto general de la Nación para 2021 en el que se incluían impuestos a varios capítulos, entre estos al salario extra de Navidad.
La presión popular expresada en las redes sociales, principalmente, hizo que el gobernante cambiara de opinión y eliminara del Presupuesto los nuevos impuestos, que serán compensados con los adelantos de tributos que harán los bancos y la minera canadiense Barrick Gold.
Días después de esa rectificación, la ministra de la Juventud, Kimberly Taveras, solicitaba una licencia de dos meses sin disfrute de sueldo, para que las autoridades judiciales la investiguen en relación a su declaración jurada de patrimonio.
Todo vino a cuento luego de que Taveras ofreciera una entrevista televisiva en la cual su conductora le cuestionara sobre sus presuntos vínculos comerciales con el Estado mientras se desempeñó como alcaldesa de un pequeño distrito municipal de la provincia Santo Domingo, lo cual está prohibido por ley.
DE LA MANO CON EE.UU.
El presidente ha dejado bastante claro de que la política internacional de su Gobierno va «codo a codo» con la de Estados Unidos, lo que parece ir en detrimento de los incipientes vínculos con China, nación con la cual la República Dominicana estableció relaciones diplomáticas en mayo de 2018.
Abinader ha recibido a funcionarios de alto nivel del Departamento de Estado estadounidense, y ha dicho que las inversiones chinas son bienvenidas en el país, a excepción de aquellas en «sectores estratégicos», incluida la tecnología 5G.
Además, a finales de octubre el Ministerio de Exteriores anunció que «analiza» la posibilidad de trasladar la sede de su embajada en Israel desde Tel Aviv a Jerusalén, en línea con el Gobierno de Donald Trump.