Danilo no fue. Su resentimiento fue tan grande y el «Se Van» lo cogió tan a pecho, que el perdón para el ex mandatario, a lo mejor es una palabra insustancial, a la que solo aquellos tal vez por un fanatismo de redención les ponen la debida atención.
Johnny Ventura, el llamado «Caballo Mayor» fue mucho más que eso. El desplante de Danilo es algo que la sociedad dominicana jamás se lo perdonará. Los principales líderes políticos fueron. Menos él. Por su pobre accionar ha pasado a la historia como un resentido y carente de sentido común, pero sobre todo, de diplomacia política.
Pensé que era más maduro y que por sus tantos años en el activismo político había sobre aprendido lo que es la Inteligencia- Emocional – Política, pero me equivoqué. Nos equivocamos.
Toda la prensa esperaba que el ex Presidente fuera hasta la sufrida estirpe Ventura – Flores, y allí confundirse con un tibio abrazo con los compungidos familiares. Pero no fue así. Danilo guarda mucho rencor, y eso para un hombre que ha conocido el camino de la Salvación no es bueno. Danilo no es feliz.
Por su pobre y mediocre accionar, Danilo me da pena. Su odio, causado a lo mejor por todos los errores que ha cometido, a veces hasta temo por su seguridad psíquica y el desenlace que pueda tener de continuar chocando con una realidad tan cruda, esa que hasta espanto me da al pensar en lo que a lo mejor piensan aquellos que lo han tenido todo y hoy prácticamente no tienen nada.
La soledad de Danilo es una soledad pesada, creo que es más grande que cualquier soledad. Su demacrado rostro y a lo mejor el peso de conciencia es tan fuerte, que tarde o temprano su sola imagen si la comparamos con la de por lo menos 2 años atrás, debe servir de ejemplo para aquellos que hoy ostentan el poder y que al igual que Danilo, piensan que ese poder es eterno.
Por eso no le reclamo su ausencia. Al contrario, la entiendo más de lo que cualquiera se imagina, ya que cuando un hombre que lo ha tenido todo hoy ya no tiene nada, sus emociones se resquebrajan, su accionar se debilita y al final, terminan odiándolo todo y en ocasiones hasta a ellos mismos.
JPM