«Yo gané presidencia en Julio del 2020 en una contienda; el 16 de agosto asumí la realidad con todos sus problemas, fue inmenso».
Creo que eso pensará Luís Abinader.
«Hoy me enfrento a una crisis que se ha convertido en el más grande desafío de las últimas décadas para la humanidad», podría ser expresión en alguna parte del histórico discurso de rendición de Luis Abinader, este 16 agosto.
La palestra restauradora del 16, más que un acto protocolar, es una responsabilidad.
En el caso de la presidencia de la República, el Artículo 114 de la Constitución del 2015 dicta que es responsabilidad del Presidente de la República explicar anualmente, ante el Congreso Nacional, datos de la administración presupuestaria, financiera y de gestión ocurrida en el año anterior, según lo establece el artículo 128, numeral 2, literal f) de esta Constitución, acompañada de un mensaje explicativo de las proyecciones macroeconómicas y fiscales, los resultados económicos, financieros y sociales esperados y las principales prioridades que el gobierno se propone ejecutar dentro de la Ley de Presupuesto General del Estado aprobada para el año en curso, mientras que el discurso del 16, siempre es más somero.
Por ejemplo. en la rendición de cuentas del 27 de febrero de 2021, se nos pintó un panorama de esperanza. Ya la gente no cree en números, ni datos, ni políticos, cree en realidades y esas aún no se materializan. Ahora en agosto queremos los cambios.
Mire. Todos los gobiernos de la región están aprovechando las leyes de emergencia, para no tener que licitar, para no tener que publicar los procesos de contratación de servicios en emergencia, ni conocer las acciones que desarrollan las autoridades durante este período, la cual debe hacerse con una lupa, ya que la compra de bienes y servicios, licitaciones, entrega de subsidios, entre otros, se hacen con más facilidad.
Compromisos como el pacto fiscal, el pacto eléctrico, la crisis del sector salud, la corrupción e impunidad, la deficitaria calidad educativa, la reformas a la Policía Nacional y al Ministerio Público (MAP), ¿se tocarán? Pero ¿qué más?
Quejas de las bases
Lo que molesta, duele y jode a la base peremeísta es el MAP. Institución que debe evaluarse, ya que le falta dar claridad a sus funciones. Por ejemplo, el Ministerio de Administración Pública debería emitir una circular complementaria a la obligada por ley, disponiendo que cada servidor debería ser objeto de una certificación en la que se especifique no haber incurrido en las irregularidades cómo: No haber reunido las condiciones de permanencia en las evaluaciones de desempeño que periódicamente debe efectuarse conforme el artículo 45 de ley 41-08, recordándoles a los que emitan estas certificaciones, que sus dictámenes deben ser comprobables; so pena de incurrir en falsedad de escritura pública.
Además, algunos empleados no han cumplido los deberes y prohibiciones de los servidores establecidos en los arts. 79 y 80 de la ley, cómo cumplimiento de jornada de trabajo, confidencialidad, salvaguarda del patrimonio del Estado, inducción y participación de actividades políticas identificables con el incumbente, por ej. si eres del PLD, porqué negarlo ahora, empleado en funciones, doble cara.
Creo, el presidente debe hacer algunos cambios en el tren gubernamental en función del desempeño que han tenido los funcionarios y empleados al que haya que separar, separarlo; al que haya que mover de un lugar a otro, hacerlo. Nadie es imprescindible decía José R. Abinader, su papá.
En resumen: Como dice la canción, lo que molesta es el cuchicheo, no que nos peguen los cuernos y den preferencias a los empleados de los 20 años, nadando en las mieles del poder desde el 1996.