El termómetro electoral dominicano pasará por las primeras votaciones, que serán para alcaldes y regidores. Ahí comenzarán las alianzas con miras a las presidenciales. La reserva de candidaturas de los partidos indica que se está en pie de negociación.
Esa reserva de candidaturas puede disgustar a los amigos, y traer caras nuevas como aliados. Para la oposición la reserva es un sorbo envenenado que podría provocar dispersión de los que sean despojados de posiciones que pensaban ya estaban ganadas.
El gobierno tiene el mejor pandero para lidiar con esa situación. Puede ofrecer a eventuales aliados candidaturas reservadas, y a los disgustados del frente interno un cargo en el Estado. Todo resuelto.
Con miras a ir fortaleciendo futuros frentes solidarios, los partidos van a sacrificar a sus militantes. Lo primero será tener aseguradas plazas de síndicos y regidores. Lograr músculos para seguir la pelea.
Aunque de necesidad, una alianza a nivel municipal no se pueda considerar un acuerdo permanente de ir unidos a las venideras presidenciables. Cada votación tendrá que ser analizada dentro de su propia área de influencias.
Los síndicos y regidores presentan una relativa importancia, pero en la práctica carecen de fuerza institucional, y doblan las rodillas buscando la asistencia oficial para poder subsistir.
Pero en el golpe electoral, indica fortaleza blindar el mapa de un solo color, y puede ser la catapulta que incline la balanza hacia un lado. Sin embargo, cada comunidad tiene sus propios problemas, sus regionalismos y sus amigos y enemigos locales.
A lo interno, los partidos demuestran que no respetan la institucionalidad y la democracia. Primero tienen la reserva, y después, los candidatos son escogidos por encuestas que manejan a su discreción el máximo líder y los cabezas de tendencias.
El dedo de antaño, vuelve a entrar en acción, y para ganar un cargo de regidor, alcalde, diputado o senador se tiene que tener un buen padrino y un talego lleno de papeletas.
En ese mar embravecido no hay transfuguismo, si no subsistencia. Es la línea no del más fuerte, sino del más osado, del que para sobrevivir tiene que nadar de acuerdo con la corriente,
Es la meta del que sabe que lo más inteligente es callar y beber la pócima amarga sin chistar; del que proclama ¡mañana será otro día!, con una mueca de sonrisa que no mitiga sus dolores internos.